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Directora de una escuela amenaza con mandar la Policía a los papás de alumnos que no hacen la tarea

Además de enviarles el comunicado por WhatsApp, la directora de una escuela se grabó y mandó también el video para advertir a los padres.

La situación es insólita no solo en Salta, sino en el país. En las últimas horas una docente salteña se hizo viral luego de enviar un curioso mensaje a las mamás y papás de los estudiantes de la comunidad educativa a su cargo. 

Se trata de la directora de la escuela pública Nº 4316 "Juana Azurduy de Padilla", quien anticipó que la Policía irá a los domicilios de las y los estudiantes que no hayan enviado sus tareas por WhatsApp o hayan participado en clases en las plataformas digitales como Zoom o Google Meet. 

La intención es que los efectivos policiales entrevisten a los padres y les notifiquen de la situación, y así conocer el motivo de su "ausencia" en las jornadas educativas. 

Según expresa el comunicado, la decisión tiene aval del Ministerio de Educación de la Provincia. "Recuerde que el niño es sujeto de derecho en la Constitución Nacional y Provincial", remarca. 

La reacción de las mamás y papás

La medida no fue bien tomada por la mayoría. De hecho una de las tutoras envió su respuesta a Que Pasa Salta y expresó su descontento. 

"Cuando le preguntas algo a la maestra de alguna tarea que no entendes, para explicarle a tu hija, te responden cuando quieren. Hay muchos padres que no saben, porque no terminaron sus estudios o no tienen internet para conectarse, y las maestras dicen vaya al del vecino a conectarse al wifi. Y el vecino no tiene ¿que se hace? Cero empatía en esta pandemia", escribió. 


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Comentarios

  • PELOTUDO

    Loquillo: Macri sos un grande
    Gato: Mirá loquillo, vine a reventar a la educación pública. Eso de darle computadoras, conectar igualdad, mejorar la fibra óptica en la provincia, MIERDA!!!!!!!!!
    Loquillo: Grande Maestro!!!! Usted que vino de la Privada y es Ingeniero sabe lo que hay que hacer con los pobres.
    Gato: Bullrich y Vidal ME LO DECÍAN hay que hacer una revolución maoista.
    Loquillo: Mahoista... no será mucho.
    Gato: No pelotudo!!!! En 1966, en China Mao cerró las universidades y con el verso de hacer el salto económico, le dio una pala y mandó a millones de jóvenes estudiantes al campo. Eso significó un retroceso que jim pin le vino un ataque de nervio total. lOS CHINOS SE CERRARON hasta 1971, perdieron tiempo. Yo quería lo mismo en la educación: alpargatas para los pobres y los hijos de mis amigos sean los doctores ceos y gerentes con los titulos comprados y regalados por las universidades amigas y dominarlo todo para nuestros negocios.
    Loquillo: Usted es un Genio Maestro. Permítame besarle los pies muhhhaaaajj ... usted es un genio... muahhh genio genio...

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  • mira vos

    no sabía que la directora tenía autoridad sobre la policía

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    • Raul

      Estás equivocado. La directora informa al ministerio de educación y este organismo al juez, quien ordena a la policía a personarse en el domicilio del alumno. Infórmate bien antes de escribir.

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  • Yop

    Pero también hay padres que tuvieron que salir q trabajar porque no tuvieron la suerte de los docente de hacer cuarentena pagas hay padres cumpliendo un horarios horas extras sin que se lo pague en algunos casos y sin licencias

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  • Iris

    A las docentes d esta escuela tendrían q pedirles las plantillas d trabajo y verán las ausencias d las mismas cuando hacían paro y d los erechos del niño s olvidaron?

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  • María Paula

    Excelente el interés que se manifiesta por el alumno, siempre con la motivación de ayudar. Felicitaciones a la señora directora y al plantel docente

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  • Marie

    Policía??? Eso es de la edad media Para que están las Asistentes Sociales, la psicopedagoga???parecen que viven en año que las víboras volaban, tienen que tener en cuenta sí todos tienen conectividad que gran ignoramcia que gran retroceso!!!

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  • Maria

    Me parece que esta bien que controlen yo creo q si le estan pagando la asignacion se lasdan por sus hijos y por lo tanto tendrian q pagar internet con eso y no usar esa plata para jodas ,chupi,celulares nuevis etc .Lamentablemente en este pais estamos en una etapa de que la mayoria se acostumbro al dame y los planes sociales, que obvio salen de los bolsillos que nosotros los que si trabajamos en regla nos sacan y hacemos aportes al pais.Asi estamos en decadencia total.

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    • Tal cual

      No entienden las tareas que le manda los maestro pero si entienden como comprar con la tarjeta boludeces
      Que le saquen los planes todo gratis
      Esa escuela es pública no pagan ni un peso para la cooperadora y ensima exiguen

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  • gente en burbuja

    Nota 18 Agosto 2020 ? New York Times
    SAN DIEGO ? El mes pasado, me enteré de que mi tío murió de COVID-19. Poco después, su madre también murió a causa del virus. Como mis padres son trabajadores esenciales, estoy empezando mi último año de bachillerato con la preocupación de que ellos sean los siguientes.
    Vivo en uno de los códigos postales más infectados de San Diego. Además, soy latino en un condado donde los hispanos ?el 43 por ciento de las víctimas de COVID-19, pero apenas el 34 por ciento de la población? se llevan la peor parte de la pandemia.
    (Me imagino en la Provincia de Salta)
    A inicios de este año, cuando las actividades de las escuelas se volvieron remotas, los estudiantes de bajos recursos como yo, que tenemos acceso limitado a computadoras e internet, tuvimos dificultades para mantener el ritmo del trabajo en clase. Tratar de estudiar en espacios llenos de gente y sin una conectividad confiable fue frustrante. Pero ahora que las escuelas volverán a recibirnos este otoño, preferiría por mucho soportar los problemas del aprendizaje a distancia que regresar a un campus de manera prematura y sacrificar mi salud o la de mi familia.
    Durante la pandemia, mi familia de cinco miembros ha estado apiñada en un apartamento de 85 metros cuadrados y dos habitaciones, donde comparto una de ellas con mis dos hermanos. Para mis padres, el distanciamiento social no es una opción. Mi padre es supervisor en una empresa distribuidora de autos y mi madre, en remisión del cáncer, hace poco renunció a su trabajo de cuidadora en un centro de atención para pacientes terminales. Como los casos en nuestro condado iban al alza, tomó la decisión de mejor cuidar a mi primo autista por medio de un programa de cuidados infantiles temporales. No es mucho, pero, en palabras de mi madre, el dinero adicional nos permitirá salir adelante.
    En abril, cuando mi escuela comenzó las clases a distancia, me costaba concentrarme, e iba de una habitación a otra en busca de paz y silencio. En la mañana, me instalaba en la mesa de la cocina para asistir a reuniones en línea mientras mi familia estaba dormida. En la tarde, huía a la habitación de mis padres para terminar mis labores escolares, pero solo hasta que mi padre llegaba a casa del trabajo y me ordenaba salir.
    A veces ignoraba a mis padres o les hacía caras por ninguna razón aparente.
    ?¿Estás enojado conmigo??, me preguntaba mi madre.
    ?No, solo quiero concentrarme?, le contestaba.
    Para ser sincero, me enojaba vivir en un foco de infección del coronavirus, que mis padres inmigrantes pudieran darme tan poco, que mis compañeros de clase media estuvieran muy cómodos en sus habitaciones mientras yo estaba confinado en una enclenque silla de metal de la cocina.
    (La Sra garca de la Azurduy de Padilla en su reposera con su librito y compu)
    En la escuela tengo las mejores calificaciones y mis maestros de inglés elogian mi escritura. Me veía a mí mismo como un chico mexicano pobre que, con la determinación suficiente, podría superar las barreras económicas.
    Sin embargo, cuando mi tío murió de coronavirus, me di cuenta de que esa valentía no iba a ser suficiente para superar los obstáculos de una pandemia. Ni siquiera nos pudimos despedir.
    Los chicos negros y latinos ya luchamos con tasas desproporcionadamente altas deCOVID-19 y enfrentamos barreras sistémicas para que se nos realicen pruebas y se nos dé tratamiento. Muchos de nosotros vivimos en hogares multigeneracionales y tenemos padres que son trabajadores esenciales. Es menos probable que tengamos acceso a atención médica. Y las escuelas de bajos recursos de todo el país están teniendo dificultades para costear los suministros y la infraestructura necesaria que permitan reabrir de una manera segura.
    Tengo la suerte de que en mi distrito pospusieron la reapertura de clases hasta octubre, por lo menos. Pero si dieran la orden de regresar al campus de forma prematura, no lo haría. Por difícil que sea el aprendizaje a distancia, volver al salón de clases en este momento ?cuando los casos en Estados Unidos rompen récords y los expertos pronostican que la pandemia persistirá hasta el próximo año? pondría mi hogar y los de millones de chicos de color de bajos ingresos en un mayor riesgo de infección.
    Salgo de mi apartamento sin saber si mis vecinos de al lado ?a tan solo un metro de distancia de la puerta de mi casa? podrían tener el virus. Cada vez que vamos a nuestra lavandería local, un lugar diminuto donde la gente que la visita no siempre usa mascarilla, temo por la vida de mi madre. Aunque nos lavamos las manos y desinfectamos las cosas después de llegar a casa, siempre me queda un hormigueo de intranquilidad, como cuando sientes que hay un mosquito en una habitación oscura.
    Les he compartido mi sentir a amigos que, como yo, viven en lugares pequeños y han visto cómo se enferman sus familiares: por mucho que seamos sobresalientes en lo académico, nuestros códigos postales siguen ejerciendo un dominio sobre nosotros y nuestras familias. Vivir en un hogar ruidoso con responsabilidades domésticas durante una pandemia de por sí fue un reto, pero ver a un ser querido morir socavó mis esperanzas sobre el futuro y me hizo más consciente de la diferencia que pueden hacer unos cuantos dígitos en mi dirección.
    No obstante, después de dejar atrás las aceras agrietadas de mi complejo de apartamentos, caigo en cuenta de que otros la están pasando peor: mi familia es independiente en términos económicos y vivimos en una comunidad muy unida.
    Escucho las palabras de mi madre cuando regresamos a casa con los cestos de la ropa sucia y, por un momento, sonrío.
    La pandemia plantea desafíos singulares para chicos como yo. Pero si las escuelas pueden brindarnos apoyo ?como lo está haciendo mi distrito al ofrecer comidas gratuitas, puntos de acceso a internet y computadoras portátiles para quienes lo necesitan?, sé que podremos seguir con las clases remotas y mantenernos a salvo. Además, con la ayuda de mis profesores y la esperanza de que mengüe la necesidad de permanecer confinados, enviaré mi solicitud para ingresar a la universidad este otoño.
    Mantener a los estudiantes en casa nos otorga la mejor oportunidad de salir adelante, y también a Estados Unidos.
    Isaac Lozano (@ilozanocrusader) cursa el último año en el bachillerato Bonita Vista en Chula Vista, California. Está escribiendo un libro para niños.

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  • Raul

    Me parece que los padres tienen que asumir su responsabilidad. No les interesa responder, porque están creyendo que sus hijos van a promocionar automáticamente, y si es así, siempre vamos a tener burros en este país. Pero para contestar el WhatsApp todo el día, ahí tienen internet. Y no me vengan a decir que no tienen celulares, quien no lo tienen hoy en día, por más carentes que sean.

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  • Maria

    Que le quite los planes el Gobierno, y vas a ver como hacen lo que corresponde.

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