Piyaron a Messi desesperado comprando churro: "No lo podía creer" [FOTOS]

Claramente el sueño de todo argentino es conocer a Lionel Messi. El capitan argentino llegó a Rosario a vacacionar y sorpresivamente pidió por delivery churros. Juampi, cadete de 18 años, contó su experiencia tras llevarle el paquete al ídolo máximo de la Selección Argentina.

La encargada del local de Churros, Sofía,  contó que fue la primera vez que el cadete entraba al barrio que queda a unos 40 minutos del local.

Al volver al local, el joven les contó a sus compañeros cómo hizo para llegar a la casa del capitán de la Selección argentina. "Le preguntó al de la puerta si lo podía lo podía direccionar y el hombre le dijo: ‘No, mirá, vos vas a una casa donde tenés que llevar esto'. Y le dieron un GPS. Le dijeron, además, ‘vos no lo pierdas porque si te demorás nosotros te tenemos que ir a buscar'".

"Fue el mejor día de mi vida, sigo sin poder creerlo. Pienso en ese momento y se me vuelven las lágrimas a los ojos", le dijo emocionado Juampi a Sofía tras conocer al mejor jugador del mundo.

"El cadete trabaja todo el día, pobre. Hace un año tuvo un accidente muy grave, lo filmaron mientras estaba saliendo de la operación: lucía muy perdido. Fue un accidente acá en Funes, muy grave. Hubo gente detenida y todo. Él quedó como muy mal de ese momento", relató Sofía.

Antonela llamó una vez, dos, tres... el teléfono no paraba de sonar sobre las 17 de ese lunes, esperando poder hacer el pedido, pero nadie atendía. Fue Sofía, la encargada del local, la que explicó: "Lo que yo hago siempre es registrar el número y después escribirle, así que lo contacté. Me pidió tres docenas de churros y lo mandamos para Kentucky".

Cuando hicieron el pedido, nadie podía creerlo. ¿Era Messi? ¿El mismísimo Lionel Messi? Sí. Era él: "El cadete tardó casi 45 minutos en volver, estaba casi temblando y llorando porque no podía creer lo que le había pasado. Nos dijo que Antonela fue quien lo atendió, que Mateo lo abrazó, y Leo lo saludó desde el fondo de la casa. No pudo tomarse una foto, pero se llevó ese recuerdo", contó Sofía, aún incrédula.