Cursos online: ventajas y desventajas de una nueva forma de educación

La pandemia de Covid-19 y el confinamiento propuesto por las autoridades sanitarias y gubernamentales atentaron, de cierta manera, con los modos más tradicionales de enseñanza, ya sea en una escuela, en una universidad o en cursos alternativos.

Ante la imposibilidad de poder coincidir en un mismo sitio un profesor y diversos estudiantes, internet significó un gran aliado para poder brindar clases virtuales y fue aprovechado tanto por las instituciones educativas como por profesionales de otras ramas que encontraron una veta y comenzaron a brindar cursos sobre su especialidad.

Los cursos online parecen haber llegado para quedarse ya que, si bien en muchos sitios se han retomado los métodos tradicionales de un aula o un espacio compartido, tienen varios puntos a favor que motivan a que muchas personas sigan optando por ellos a la hora de encarar un nuevo proceso formativo.

Flexibilidad temporal

Una de las principales ventajas de los cursos online es la posibilidad de elegir en qué tiempo hacerlo. Probablemente, en un curso presencial los horarios estén estipulados y si coinciden con los horarios de trabajo, por ejemplo, no podremos asistir.

Sin embargo, este tipo de cursos suele ser más flexible en cuanto a los tiempos, permitiendo al estudiante realizarlo en los momentos que pueda y/o se sienta más cómodo.

Mayor nivel de interacción

Si bien este punto está sujeto a la personalidad de cada estudiante del curso, se estima que en los cursos online hay un mayor grado de participación por parte de los estudiantes, principalmente, en aquellos que suelen ser tímidos o reticentes a participar en aulas presenciales.

La posibilidad de escribir comentarios en foros o hacer consultas por privado a los docentes invita a que sean más los participantes del curso, enriqueciendo su propia experiencia y la de sus compañeros.

Mayor comodidad

Estudiar en un ambiente familiar o en la comodidad de nuestro hogar suele ayudar a la concentración y la facilidad para completar las tareas, lejos de las presiones que puede tener la participación en clase junto a otros compañeros de curso.

Además, como seguramente todos lo han hecho, no es necesario arreglarse como si fuésemos a entrar en contacto con la sociedad: tranquilamente podemos hacer un curso en pijama y, por qué no, desde la comodidad de nuestra cama sin que nadie lo note.

Reducción de gastos

Este punto aplica tanto para los docentes como para los estudiantes y es clave. Cierto es que para poder hacer un curso de estos son fundamentales dos cosas: acceso a internet y un dispositivo que nos permita acceder al contenido.

Es cierto que el servicio de internet tiene un costo mensual, pero cada vez es más común que los hogares cuenten con su provisión. Del mismo modo, aunque lo ideal suele ser una computadora, también es posible hacer estos cursos desde un Smartphone, dispositivo que, en la actualidad, la mayoría de las personas dispone.

Al cursar de manera virtual, se ahorra el dinero destinado a la movilidad para llegar desde nuestros hogares hasta el sitio donde cursemos, tanto para estudiantes y docentes y, a su vez, se reducen los gastos para los establecimientos, ya que no requieren de tanto mantenimiento de las aulas ni de libros para las clases.

Mayor disponibilidad de cursos

Con los cursos virtuales la oferta de estos se maximiza al mundo entero. Anteriormente, tomar un curso en otra ciudad o, más aún, en el extranjero exigía una logística para poder coordinar calendarios y dinero para poder hacerlos sin que altere nuestra cotidianidad.

Sin embargo, en la actualidad es posible estar en un remoto pueblo de América y aprendiendo a través de cursos dictados en Europa, Asia o Norteamérica sin la necesidad de salir de nuestro hogar.

A tu tiempo

Aunque existen cursos que, por una razón obvia, establecen parámetros de tiempos para mantener una linealidad y establecer un cierre, la mayoría contempla que no todos los estudiantes disponen del mismo tiempo y es por eso que suelen ser más flexibles para que cada uno pueda avanzar en la medida de sus posibilidades.

Como hemos visto, los cursos online tienen muchos puntos positivos que motivan a seguir eligiéndolos como métodos formativos. Sin embargo, también es necesario marcar algunas de las desventajas que pueden presentar:

Son cursos impersonales

Aunque todo curso cuenta con un docente o un moderador que interactuará con nosotros a través de un foro de mensajes y comentarios, estos cursos no cuentan con la capacidad que tiene la educación tradicional de docente-estudiante dentro de un contexto social.

La calidad de esa relación es muy difícil que se logre mediada a través de una computadora y esto hace, a su vez, que ante esta dificultad se reduzcan los niveles de aprendizaje, principalmente en aquellas personas que requieren interactuar con los docentes con mayor frecuencia.

Fatigas físicas

Estar mucho tiempo cursando frente a una pantalla, bien sea una computadora, tablet o teléfono celular, puede traer aparejados dolores en la espalda, lesiones por cansancio o disminución de la visión.

Depende de vos

Aunque esto puede ser un leitmotiv para esforzarnos y seguir estudiando, los cursos online requieren de mucha autodisciplina. Al no haber un horario de entrada ni de salida o alguien indicándonos qué debemos estudiar o qué tarea hacer, el compromiso depende pura y exclusivamente de cada uno y eso, a veces, juega una mala pasada si no somos constantes y persistentes.

Entonces ¿cursos online sí o no?

Está claro que pese a todos los puntos a favor que tienen los cursos online, estos jamás reemplazarán a los métodos tradicionales de educación con el binomio docente-estudiante compartiendo una misma aula.

Sin embargo, de acuerdo al tipo de curso que decida realizarse, por temática, por locación o por razones económicas los cursos online son una gran posibilidad para emprender un nuevo proceso formativo que no deberíamos desaprovechar.