Liliana Ledesma: la salteña que no quiso dar su tierra a los narcos y fue asesinada

El 21 de septiembre se cumplen 17 años del asesinato de la productora, Liliana Ledesma. Su familia reitera el pedido de justicia, ante una nueva suspensión del inicio de las audiencias de debate.

Pero, la noticia que conmocionó a toda la provincia en las últimas horas, fue que el sicario de Liliana, Lino Ademar Moreno, quien cumplía una condena por su asesinato, se encuentra prófugo de la Justicia, luego ser beneficiado con salida transitoria. "Nunca volvió al penal luego de la primera salida, esto pasó hace casi un mes", expresó una fuente.

Cómo ocurrió el crimen de Liliana Ledesma

En el año 2006, en la zona norte de Salta, Liliana Ledesma se negó a abandonar su propiedad cuando un traficante de drogas, Delfín Castedo, intentaba acumular hectáreas para convertirse en el "dueño de la frontera".

Pero el enfrentamiento le costó la vida. En septiembre de 2006, su cuerpo fue encontrado tendido sobre la pasarela de madera del Sector 5 de Salvador Mazza, asesinada a puñaladas y con cortes en su boca que decían "Silencio".

La pasarela donde se produjo el asesinato permanece en ruinas, pero se ha construido un pequeño altar en el lugar en memoria de Ledesma. Su historia se ha convertido en uno de los narcofemicidios más emblemáticos de Argentina, con una trama que incluye complicidades e impunidad.

Liliana había denunciado a Castedo en Salta y su foto había salido en el diario. "Mirá, voy a ser famosa", le dijo emocionada a su hermano, quien revive ese episodio como la sentencia de muerte de su hermana. Jesús "Pichi" Ledesma cuenta que Liliana se había encaminado en una contienda demasiado grande para su estatura: detener el avance de Delfín Castedo, quien buscaba adueñarse de un pasaje soñado para el tráfico de cocaína desde Bolivia.

La investigación encontró que María Gabriela Aparicio, hermana del entonces diputado provincial del PJ Ernesto Aparicio, condujo a Ledesma a la trampa donde fue asesinada por los sicarios del clan Castedo, Aníbal Ceferino Tárraga y Lino Abdemar Moreno.

Ledesma vendía huevos en la calle principal de Salvador Mazza, cerca de la frontera con Bolivia, y su familia necesitaba transitar por los caminos bloqueados por Castedo para llegar a su campo de 1250 hectáreas. Se sospecha que Castedo pasaba cocaína a través de esta ruta desde Bolivia, acopiando en otras provincias y enviándola a Europa.

Liliana no desconocía los negocios ni la brutalidad del clan que dominaba Salvador Mazza. Su marido, Gilberto Villagómez Arancibia, había sido uno de los traficantes más pesados con los que contaba la dupla Aparicio-Castedo, hasta que el vínculo se rompió por la pérdida de una carga y una deuda no saldada. Villagómez fue acribillado a balazos en 1999, cerca del lugar donde años más tarde asesinaron a la vendedora de huevos.

Ledesma comenzó a denunciar a Ernesto Aparicio, socio de Castedo, y fue asesinada diez días después de ser entrevistada por periodistas locales. Los asesinos desfiguraron su rostro y su boca para enviar un mensaje: ella había hablado. La madre de Ledesma, Élida, afirmó que su hija lo denunció porque "él tenía una cocina de droga, se quería quedar con la casa de ella y le cerró los caminos para trabajar a mi otro hijo, que tiene un campo y se dedica a la ganadería".

Durante una década, Castedo estuvo prófugo con la protección política y la ayuda de la Justicia, incluyendo al exjuez de Orán Raúl Reynoso. Se cree que Castedo era el proveedor de Carbón Blanco, la banda responsable de los mayores contrabandos de cocaína de la historia.