¿Está mal pagar?

Lo que no estamos leyendo, que con mucho orgullo el hermano Evo Pueblo nos está diciendo a los hermanos argentinos, que sus paisanos en su país pagan, y pagan porque tienen con que, y lo más preciado que tienen es su orgullo de ser laburantes de sol a sol para ganarse el pan, el sustento, y mejorar su calidad de vida.

Es un mensaje maravilloso, que deberíamos capitalizar como pueblo y como Estado, tener conciencia de clase, es tener conciencia de saber que vivimos para alcanzar un estándar de vida promedio, donde podemos acceder a lo básico, salud, educación, vivienda, y esa base la debe garantizar el Estado a través de la reinversión de su política fiscal, porque es así como los impuestos deben volver al bolsillo de aquel que cumple verdad?

Por eso hermano argentino, debemos pagar el arancel mínimo para mantener los hospitales públicos, pagar sueldos dignos al recurso humano que debe asistirnos, ya sea en las escuelas, en hospitales, en seguridad, por eso se supone que el pago de la vivienda social, debe ser solidario y tampoco se cumple, accedemos al sueño de la vivienda propia, y muchas veces dejamos de pagar la cuota correspondiente perjudicando al que espera.

No hay conciencia del deber, del hacer, por eso hermano argentino te invito, que antes de juzgar si está mal cobrar al hermano boliviano, empecemos por controlar al hermano funcionario, que no cumple con el juramento de asunción. Que señala: DIOS y la PATRIA os los demanden, la Patria somos nosotros, la Patria somos el Pueblo que ponemos el voto en la URNA, somos responsables de la realidad que estamos viviendo.

Hagámonos cargo. Porque la culpa no es del chancho dicen... sino de quien lo alimenta, dejemos de alimentar chanchos vip, esos que votás para que te gobiernen y después son los mismos que te estafan la esperanza, y te señalan con el dedo, de vago insaciable, que vive de arriba, con un mísero plan, que ni te saca de la indigencia, pero te echan a los perros para que se peleen pobres contra pobres, mientras el debate serio de la política ecónomica, escapa como rata por el tirante, mientras en los laboratorios mediáticos, ensayan nuevas fórmulas para robarte otra vez la esperanza.