Destituido por Trata de Personas y prostitución, confirmó su candidatura a intendente

Fue intendente de Salvador Mazza y lo destituyeron tras ser encontrado en un cabaret durante una serie de allanamientos donde la Policía Federal, AFIP, y la Policía de Seguridad Aeroportuaria rescataron a 34 mujeres víctimas de Trata de Personas para explotación sexual. 

Con estos antecedentes, Carlos Villalba se presenta renovado en el 2019 a fin de pelear la intendencia del mismo municipio, dentro del Partido del Trabajo y del Pueblo.

Al flamante precandidato del fronterizo municipio, se lo señalaba por diferentes delitos, según el propio Villalba, todo se debía a un "tema político" por lo que "agrandaban completamente todo".

Además de estas causas, el destituido intendente, había sido denunciado por tentativa de fraude, usurpación y otra más por fraude a la administración pública. Según publicó El Tribuno, en abril de este año la causa había sido elevada a juicio.

La detención de Carlos Villalba fue tan fugaz como la de los otros involucrados en estos hechos. El costo más grande fue perder la intendencia de Salvador Mazza, por lo que ahora busca revancha.

Sin mucho cuidado, habló siempre de su absolución, aun cuando el fiscal subrogante de la Cámara Federal de Salta, a cargo de la investigación, aseguró que el ex intendente está imputado por Trata de Personas y que su situación no ha sido aún resuelta.

El actual precandidato, siempre manifestó estar en compañía de una amiga, conocida como Marisel, quien al momento de prestar declaración sembró más duda. La mujer, dueña de la casa-prostíbulo, dijo "trabajo de prostituta hace 6 años, tengo clientes políticos, pero tienen mucha discreción, cuando los veo me sorprendo, pero hago como si nada", con estas declaraciones las sospechas de la existencia de más "personajes de la política" vinculados a este terrible delito crecía.

Marisel explicó a medios locales que "la vida de prostituta es limitada de tiempo y hay que aprovechar todo lo que se pueda", intentando justificar el delito comprobado. Lejos de aclarar la enorme cantidad de dudas, los dichos dejaban un sabor amargo a impunidad, "hago lo que tengo que hacer, no me interesa más de sus vidas, hay que cuidar el trabajo", finalizó la mujer.