El fenómeno de "La Niña" es una fase fría del ciclo natural conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), caracterizada por el enfriamiento a gran escala de las aguas del océano Pacífico. Este enfriamiento tiene un impacto significativo en los patrones climáticos a nivel global y altera la circulación atmosférica, con efectos que varían según la región.
La Niña se produce debido a la intensificación de los vientos alisios que soplan de este a oeste en la región tropical del Pacífico. Estos vientos empujan el agua caliente hacia el oeste, lo que enfría las aguas superficiales del Pacífico central y oriental. Este enfriamiento anómalo altera la circulación atmosférica, afectando los vientos, la presión y las precipitaciones en varias partes del mundo.
El fenómeno de La Niña, se espera que se desarrolle entre julio y septiembre de 2024 en ambos hemisferios.
Los efectos del fenómeno La Niña varían dependiendo de la región, pero incluyen:
Sequías: Zonas como el sur de Sudamérica, África, India y el sudeste asiático experimentan sequías y mucho calor en verano.
Aumento de Precipitaciones: Australia, Indonesia, el sudeste asiático y el norte de Sudamérica ven un incremento en las lluvias.
Actividad Ciclónica: Disminuyen las actividades ciclónicas en el Atlántico y el Pacífico oriental, mientras que aumentan en el Pacífico central.
Temperaturas: Se registran temperaturas más frías en el oeste de Estados Unidos, Canadá y Europa, y temperaturas más cálidas en el este de Estados Unidos, noreste de Asia y Australia.
El fenómeno de La Niña suele durar hasta 12 meses, pero su intensidad y duración pueden variar de un evento a otro. Esto significa que los impactos también pueden diferir en magnitud y alcance.
La llegada de La Niña trae consigo escenarios preocupantes para distintas regiones del mundo:
Asia y Australia: Inviernos más húmedos con más precipitaciones, posibles inundaciones y monzones más fuertes. Mientras que Australia podría beneficiarse en términos de producción de cereales, Asia podría enfrentar enfermedades por bacterias debido a las inundaciones.
Norteamérica: Canadá y el norte de Estados Unidos tendrían inviernos más secos y fríos, mientras que el sur de Estados Unidos y México experimentarían condiciones más suaves. Sin embargo, México enfrentó niveles significativos de sequía en la última La Niña.
Centroamérica: Mayor frecuencia de huracanes y lluvias intensas, provocando inundaciones y deslizamientos de tierras. Colombia, por ejemplo, ya se está preparando para mitigar estos efectos.
Latinoamérica: La región podría sufrir sequías y reducción de cultivos, con temperaturas más frías que el promedio. Esto afectaría gravemente a países cuya economía depende de la agricultura, como Argentina y Uruguay.
El fenómeno La Niña afectará a todo el mundo. Con temperaturas extremas, excesivas lluvias y sequía.
La Niña es un fenómeno meteorológico natural, pero su intensidad puede verse incrementada por el cambio climático, que es provocado por la actividad humana. Esto añade una capa de incertidumbre y preocupación, ya que los patrones climáticos podrían ser más extremos y difíciles de predecir.
La Niña representa un desafío significativo para el clima global, afectando distintas regiones de manera diversa. La preparación y la adaptación a estos cambios son cruciales para mitigar los impactos negativos en las comunidades y economías locales.
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