A poner límites

"No hay que darles con todos los gustos", dice Maritchu Seitún

Es psicóloga especializada en crianza con empatía, un paradigma que mixtura el modelo antiguo (firmeza) y el modelo permisivo (su majestad, el hijo). Publicó los libros Criar hijos confiados, motivados y seguros, Capacitación emocional para la familia, Latentes, Apego y crianza y Criar con empatía.

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"Me gustaría poner una pancarta en la Luna para que lo vea todo el mundo y sepa el valor que tiene separarse cinco segundos del hijo para entender qué lo lleva a decir lo que dice y a hacer lo que hace. Hoy a los padres permisivos les cuesta decir que ‘no', han logrado que los niños no sepan esperar, frustrarse y esforzarse, y por ende son frágiles cuando deben salir al mundo", dice Seitún.

Este es el eje que cruza la mayoría de las entrevistas de orientación a padres que brinda la psicóloga Maritchu Seitún. La autora del reciente "Criar con empatía" (Grijalbo) propone "repensar las bases de la crianza" para acompañar a los chicos con firmeza, amor y sensibilidad.

"Es todo un arte alcanzar un equilibrio entre los límites y los permitidos. Quizás los padres autoritarios, de generaciones anteriores, se pasaban de arbitrarios. Pero ahora vemos que ocurre lo contrario", comenta la experta, quien siempre en sus charlas reitera que los padres deben dejar que sus hijos se equivoquen. "Dejarlos tomar resoluciones que no afecten su seguridad, su salud y que no sean éticamente incorrectas les permite que aprendan a evaluar sus decisiones", expresa.

Sus libros son consultados por muchos padres. En ellos aconseja cómo se logra construir una familia con vínculos respetuosos, cómo criar hijos confiados, acompañar en el momento tan importante de dejar los pañales y un punto fundamental: cómo poner límites.

"No hay educación posible sin frustración y sin enojo de los hijos, todo eso permite que aprendan a pensar solos y que pierdan el miedo al error", dice Seitún

"No hay educación posible sin frustración y sin enojo de los hijos, permitan que aprendan a pensar solos y que pierdan el miedo al error", reitera. "Un límite bien puesto no arruina la autoestima; el mal puesto, en cambio, sí la arruina. Tenemos que ir entregándoles a los chicos sus propias responsabilidades", agrega.

"Los adultos deben marcar las líneas de la ruta. Los niños tienen que aprender a caminar por esa ruta, y con el tiempo y el aopoyo de los padres, a no pasarlas. Se trata de formarlos para más adelante, cuando inevitablemente las circunstancias de la vida los frustren. Entonces, tendrán que sostenerse con los recursos y las herramientas que adquirieron en su infancia", dice Seitún.

"Ahora y por suerte, los chicos se saben seres queridos incondicionalmente. En consecuencia, reclaman y exigen. Además, cuando son chiquitos su egocentrismo infantil, normal y saludable, los hace que se sientan dueños del mundo, de nosotros mismos, de nuestro tiempo y de nuestro dinero. La tarea de decir que ‘no' es nuestra".

- ¿Dónde está el punto medio entre un padre empático y uno autoritario?

- Es fundamental ponerse en el lugar del hijo; comprenderlo. Y al mismo tiempo, tener la capacidad de decirle que ‘no' ante ciertas cosas .Se puede ser firme y empático sin ser malo o abusivo.

- ¿Se puede decir un No pero dos Sí?

- La frustración fortalece. Cuando un hijo atraviesa una situación de este tipo, es fundamental estar a su lado; mostrarle que no se encuentra solo, y que está bien que solo haya en ese momento un NO.

- ¿Cómo se puede poner un límite donde haya a la vez una enseñanza?

- Tenemos que lograr que los chicos lleguen a la noche a la cama diciendo: Mis papás están contentos conmigo; entonces yo estoy contento conmigo mismo. Eso conduce a autoestimas sólidas, a adecuados recursos defensivos y a crecimientos saludables. Le doy algunos ejemplos prácticos para los más chiquitos: que sepan compartir, esperara si mamá o papá están ocupados, prohibirles pocas cosas y que sean significativos. Por ejemplo, los anteojos de mamá no se tocan porque son necesarios para que pueda leer, no es para jugar. Por otra parte, es importante dejar pasar otras situaciones que no hayan implicado peligro. Porque sino uno está todo el día "prohibiendo" algunas cosas.

La psicóloga Seitún advierte que los adultos no deben estar encima de los chicos, respirándoles en la nuca y observando cada paso que dan. "Hay que dejar que vayan siendo más independientes y apliquen todo lo qye fueron aprendiendo. Es muy importante hablarles de manera clara, con frases cortitas, y sin gritarles. Muchas veces, no hacen caso porque no entienden cuando una explicación es demasiada larga", enfatiza.

"Hay que dejar que vayan siendo más independientes y apliquen todo lo qye fueron aprendiendo. Es muy importante hablarles de manera clara, con frases cortitas, y sin gritarles", dice la psicóloga especialista en crianza.

Con confianza y entre risas Seitún dice que un punto fundamental es la rutina. Se deben crear hábitos, ya que les genera desde pequeños seguridad y confort. "Sin ser inflexibles, porque puede haber días que sean diferentes. Cómo saltear una siesta porque hubo alguna reunión familiar. Pero, la rutina, un esquema claro y anticiparse a situaciones son pilares muy importantes de la obediencia, porque ellos saben cómo es la rutina".

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