Por qué la calle de varios telos de Salta se llama Gato y Mancha: la historia

Una calle salteña muy conocida por la presencia de moteles lleva el curioso nombre de "Gato y Mancha", pero pocos conocen la historia que hay detrás. No se trata de una casualidad ni de apodos urbanos: son los nombres de dos caballos criollos que protagonizaron una hazaña legendaria junto a su jinete, el suizo Aimé Félix Tschiffely.

Hace casi un siglo, estos dos animales nacidos en la Patagonia recorrieron el continente americano desde Buenos Aires hasta Nueva York. La travesía duró más de tres años y abarcó 21.500 kilómetros, divididos en más de 500 etapas. El objetivo del viaje era demostrar la resistencia del caballo criollo. "Gato" tenía 16 años y "Mancha", 15, cuando comenzaron la aventura.

Ambos fueron adquiridos por el veterinario Emilio Solanet al cacique tehuelche Liempichún. Solanet, dueño de una estancia en Ayacucho, se los regaló a Tschiffely luego de conocer su proyecto. En principio dudó de la capacidad del profesor suizo para completar la travesía. "No creía que llegara ni a Rosario", decía.

Tschiffely había llegado a Argentina desde Berna, donde se formó como docente. Su pasión por los caballos y los viajes lo llevó a embarcarse en esta aventura. El 24 de abril de 1925 partió desde la Sociedad Rural Argentina, rumbo a Estados Unidos.

Durante la travesía atravesaron 20 países, desde las alturas del paso El Cóndor en Bolivia, a 5.900 metros, hasta los calores de los desiertos peruanos. "De Huarmey a Casma, 30 leguas, calores colosales ¡52 grados a la sombra! sin agua, ni forraje... arena, arena, arena", narraba el diario La Nación.

En México, un accidente obligó a que Gato quedara atrás. Tschiffely continuó solo con Mancha, y el 20 de septiembre de 1928 llegó a Nueva York. La historia ya era conocida, por lo que fue recibido con honores por el alcalde James Walker.

La hazaña convirtió a los caballos en leyenda. Hoy, una calle salteña lleva su nombre como un homenaje a ese viaje épico, que demostró la fortaleza del criollo y la determinación de un soñador suizo.