Conmoción

La Salta que duele: murió el abuelo que pedía ayuda a metros de la vía del tren

Lo único que tenía el hombre era un colchón y una frazada. El periodista que lo entrevistó consiguió que lo llevaran al hospital y, posteriormente, se hizo cargo del entierro.

La historia de Ángel Luis Figueredo, conocido por todos como "Favareto" o "Quico", dejó al descubierto una realidad dolorosa: la invisibilización de las personas en situación de calle y el abandono institucional. Vivía solo, enfermo y en la intemperie en El Quebrachal, sin que ningún funcionario se acercara a preguntarle qué necesitaba. Su testimonio recién fue escuchado cuando un periodista decidió hacer público su caso. Murió días después, sin haber recibido la atención que merecía en vida.

Luis tenía 56 años, era adicto en recuperación, y sobrevivía con lo poco que encontraba o lo que algunos vecinos solidarios le acercaban. Su "hogar" era un colchón sucio al costado de la Ruta Provincial 36, entre frazadas viejas y en una zona descampada cerca de las vías del tren, frente a los galpones de la firma Torino.

Todo cambió hace apenas una semana, cuando el periodista local Néstor Pavón lo encontró en ese estado y decidió entrevistarlo. El video, publicado por el medio Alerta Norte, se viralizó y conmovió a cientos de vecinos del norte salteño. Allí, con voz débil, Luis contó que había dejado de beber hacía cuatro meses y que, a pesar de haber pedido ayuda en el hospital local y en la Municipalidad, nadie le tendió una mano.

Durante la entrevista, Pavón notó que Luis no podía siquiera incorporarse, y que ninguna autoridad se había acercado a asistirlo. Ante la indiferencia del Estado, fue el propio periodista quien gestionó el traslado de Luis al Hospital San Bernardo, en la ciudad de Salta. Ya era tarde: el hombre falleció tres días después.

Según informó el propio Pavón en sus redes sociales, también fue él quien se encargó de coordinar el regreso del cuerpo a El Quebrachal, y de realizar todos los trámites necesarios para que Figueredo pudiera tener una sepultura digna. Hasta ese momento, nadie del municipio ni del sistema sanitario se hizo presente.

El silencio oficial tras su muerte es tan estruendoso como lo fue la ausencia de políticas de contención mientras vivía. "Fui al hospital, fui a la Municipalidad, pero nadie me ayudó", dijo Luis en el video, dejando una frase que ahora resuena con fuerza en toda la comunidad.

El caso no solo generó dolor y reflexión entre los vecinos de El Quebrachal, sino que también expone la desidia de las autoridades locales ante la extrema vulnerabilidad social. Mientras el invierno avanza, la historia de Luis es un llamado urgente a revisar qué se está haciendo -o dejando de hacer- por quienes no tienen voz ni techo.

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Comentarios

  • Milagro

    Gcs a las personas solidarias!!!Dios le devuelve el doble!!!

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  • Ana

    El refugio de la 20 de febrero parece que solo es para viajantes o para algunos que no quieren gastar en alojamiento, y que están de paso por aquí mientras los que realmente están en situación de calle se los ve durmiendo sobre cartones en las veredas, y no todos tienen adicciones

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  • Mariana

    Abuelo,un hombre de 56 años? Tan discriminatorio como lo que denuncian.

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  • Políticos oficialistas y opositores

    Son unos hijos de remil .....

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