"El túnel del terror": el juego que aterrorizó a todos en una escuelita salteña

En la celebración del 33º aniversario de la Escuela de Villa Saavedra Jesús Reyes en Tartagal, lo que debería haber sido un día de alegría se convirtió en una experiencia aterradora para varios alumnos. Bajo el nombre perturbador de "El Túnel del Terror", un juego mal concebido se salió de control, dejando a varios estudiantes traumatizados y en peligro.

El juego consistía en obligar a los alumnos a ingresar a un aula, donde eran sometidos a golpes, despojados de su calzado y, lo más escalofriante, se les colocaba bolsas de plástico en la cabeza hasta que la falta de oxígeno causaba desmayos o vómitos.

Según relatos de testigos presenciales, el evento se llevó a cabo durante el turno de la tarde, mientras la escuela realizaba diversas actividades para conmemorar su aniversario. Padres consternados describieron cómo sus hijos, incluso los más jóvenes, fueron víctimas de esta práctica inhumana perpetrada por sus propios compañeros.

Una madre, que prefirió mantener su identidad en el anonimato, compartió la experiencia de su hija de primer año: "Ella me contó que en uno de los cursos había una fila larga para entrar, ella se acercó a mirar, a curiosear y otro alumno la empujó de atrás y la hizo entrar a la fuerza. Cuando estaba adentro veía cómo les pegaban a otros chicos, les ponían bolsas plásticas en la cabeza y vio cómo uno de los chicos se desmayaba."

La directora de la escuela, Estella Maris Azar, reconoció la gravedad del incidente y admitió que la negligencia por parte del personal escolar fue evidente. Aunque se habían planeado actividades recreativas para el aniversario, nadie supervisó adecuadamente el evento, permitiendo que esta situación escalara a un nivel peligroso.

Azar instó a la reflexión y asumió la responsabilidad institucional por el incidente, señalando que los adultos presentes debieron haber intervenido antes de que la situación se saliera de control. Los perpetradores, identificados como estudiantes de primero y segundo año, ahora enfrentan las consecuencias de sus acciones.

En respuesta a este traumático suceso, se ha convocado a una reunión con los padres para abordar la importancia de la supervisión adulta y fomentar la autorregulación del comportamiento entre los estudiantes. Este lamentable episodio sirve como un llamado de atención sobre la necesidad de un entorno escolar seguro y vigilado, donde el respeto y el cuidado mutuo sean prioridades fundamentales.