El cura salteño que dejó el altar y recorre el país en una capilla móvil

Desde las alturas de la Puna salteña hasta los rincones más recónditos del sur argentino, el padre Pancho se convirtió en un verdadero mensajero de esperanza. Con su capilla móvil, una camioneta adaptada como espacio sagrado, recorre pueblos, barrios humildes y parajes olvidados, llevando consuelo espiritual y ayuda concreta a quienes más lo necesitan.

Este "salinero de la vida", como él mismo se define, supo desde muy joven que su vocación no estaba entre paredes, sino en el camino. Comenzó su andar entre montañas y minas, compartiendo con las comunidades originarias, y con el tiempo entendió que su verdadera misión era más amplia: abrazar con la palabra y con gestos a toda una Argentina dolida, pero llena de fe.

Pancho no sólo celebra misas en medio de la nada, también escucha, acompaña, entrega donaciones, y reza con quien lo necesite. Su mensaje es claro: "La fe no está encerrada, la fe camina, abraza y se hace presente".

En tiempos de tanto dolor y necesidad, su figura inspira. Pancho demuestra que la iglesia también puede salir a las calles, y que a veces, un abrazo y una palabra valen más que mil sermones.