A 28 años de la pueblada de Mosconi y Tartagal: el corte de ruta que despertó al país
Las privatizaciones de Menem desataron una ola de despidos en todo el país. En el norte, las familias salieron a luchar y revirtieron una situación que pudo haber llevado a la muerte a cientos de salteños.
El asfalto vibra bajo el sol norteño igual que aquel 7demayo de1997, cuando miles de vecinos colmaron la cinta negra para gritarle al país que el modelo de los '90 los había dejado sin trabajo, sin luz y sin pan. Veintiocho años después -el aniversario se cumplió días atrás- la escena vuelve como una postal obstinada: lonas improvisadas entre algarrobos, ollas comunitarias, bidones de agua tibia y la memoria, siempre terca, de una lucha que nació en Tartagal y Mosconi pero terminó marcando a toda la Argentina.
El germen del estallido
La privatización de YPF había arrasado con el pulso económico del norte salteño. "Cuando desaparece el circulante de dinero, se muere el kiosco, la peluquera, el gomero", recordó en una entrevista ante los colegas de Salta 12 CachoJavier, ex militante de la Juventud Peronista que escapó de la represión setentista para refugiarse en el monte. Entre indemnizaciones fugaces y promesas jamás cumplidas, el aire se volvió irrespirable: cortes de luz de doce horas, negocios rematados, familias enteras cruzando a Bolivia para abaratar el plato diario.
Prensa, micrófonos y barbijos de hollín
En ese caldo, un puñado de periodistas locales -MarioAndreani desde el cable VideoTar, LilaAntequera en su programa radial- comenzó a editorializar sin medias tintas contra el "menemismo" y su alumno aplicado, el gobernador JuanCarlosRomero. "Nos sentíamos invisibles", confiesa Andreani. La chispa final llegó desde CutralCo, Neuquén, donde los piquetes petroleros mostraron que la ruta podía ser un altavoz nacional. La decisión fue inmediata: había que plantar bandera sobre la 34.
La noche que la ruta se volvió peatonal
Lo que pretendía ser un corte simbólico de 300 personas amaneció convertido en marea humana: entre 15.000 y 20.000 vecinos marcharon desde Tartagal hasta Mosconi. La calzada se transformó en romería: niños jugando con cubiertas, maestras repasando lecciones bajo los eucaliptos, mujeres amasando pan mientras el humo de los fogones tiznaba carteles de "Pan, Trabajo y Dignidad". La ruta, diez kilómetros de asamblea permanente, era un país en miniatura.
Negociaciones, promesas y traiciones
Llegaron emisarios provinciales con ofertas de planes, llegó el obispo MarioCargnello implorando levantar la protesta, llegaron telegramas desde la Casa Rosada. "Nos tiraban panfletos desde una avioneta diciendo que no queríamos dialogar", rememora JuanNieva, fundador de la UTD. Al cabo de varios días se firmó un acta que prometía 1.500 puestos petroleros. La palabra oficial se la llevó el viento: el trabajo nunca llegó. Lo que sí perduró fue la certeza de que el corte de ruta había nacido como herramienta irrevocable de los sin voz.
Legado y presente
A la distancia, aquella pueblada es espejo y advertencia. La estrategia del piquete sigue intacta en la Argentina del litio y las multinacionales, porque la grieta verdadera -trabajo versus exclusión- permanece abierta. "El arma del pueblo es la unidad", insiste Nieva, mientras en los cerros se multiplican los prospectores del oro blanco sin un control social que garantice desarrollo local.
Hoy, la Ruta34 luce despejada; el tránsito pesado retumba donde antes se improvisaban canchas de fútbol. Pero cada bocinazo arrastra un eco de 1997. Tartagal y Mosconi enseñaron que, cuando la dignidad se agota, la calle se convierte en parlamento y la ruta en periódico mural. Veintiocho años después, el asfalto sigue guardando huellas: las de un pueblo que eligió poner el cuerpo para que el país lo mirara a los ojos.
Si no hay trabajo en un lugar lo a gente emigra en busca de laburo no se queda esperando que le lleven el trabajo a su pueblo no que los demás les solucionen sus problemas
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Vamos x otra para echar al desquiciado hdmp
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segui soñando gil, segui soñando
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