¿Conocías su historia?

A 62 años del brutal crimen de Pedrito Sanhueso, el protector de niños y estudiantes

Su tumba en el Cementerio de la Santa Cruz se convirtió en un santuario popular visitado por miles. Hoy se cumple un nuevo aniversario de su terrible muerte.

Este 19 de mayo se cumplen 62 años de la trágica muerte de Pedrito Sanhueso, un niño salteño de apenas seis años que fue víctima de abuso sexual y asesinato a manos de un familiar. Su historia, marcada por el horror y el abandono, conmovió profundamente a la sociedad salteña y dio origen a una de las devociones populares más intensas del norte argentino.

Pedrito había nacido el 26 de junio de 1956 en la Puna salteña, cerca de Santa Rosa de Tastil, junto a su mellizo Pablo, quien murió al poco de nacer. Su madre, Ángela Sanhueso, era una humilde pastora que criaba sola a sus hijos en un rancho de piedra a más de 3.000 metros de altura, en un contexto de extrema pobreza. Cuando Pedrito tenía 4 años, fue enviado por su padre, el comisario Julián Barboza, para ser criado por su cuñada Purísima Copa en la ciudad de Salta.

El 19 de mayo de 1963, a pocas semanas de cumplir los 7 años, su primo Pablo Copa, un mecánico en ese entonces de 20 años, lo agredió sexualmente, lo golpeó brutalmente y lo arrojó a un aljibe, creyéndolo muerto. Pedrito recuperó la conciencia y pidió ayuda, pero su primo regresó, tomó un palo y lo hundió hasta ahogarlo. El crimen sacudió a toda la provincia.

La vivienda donde ocurrió el hecho se ubicaba en la zona que hoy pertenece al barrio El Milagro, en la capital salteña. Tanto Pablo Copa como su madre, Purísima, fueron detenidos. Aunque pasaron tres años presos, la Justicia los absolvió por el beneficio de la duda, según testimonios recuperados por el historiador Miguel Ángel Cáceres.

Desde entonces, la figura de Pedrito Sanhueso comenzó a trascender lo judicial para convertirse en símbolo de inocencia martirizada. Con el correr de los años, miles de salteños comenzaron a visitar su tumba en el Cementerio de la Santa Cruz, transformándola en un santuario popular, especialmente concurrido por estudiantes que le dejan cartas, juguetes, exámenes, guardapolvos y títulos.

"Pedrito no conoció padres, a los 6 años subió a los cielos, mártir y víctima de un monstruo humano. Rogad a Dios por su alma inocente. No lo olvidaremos más", reza la placa que dejaron sus compañeros de escuela.

Desde la Iglesia salteña, si bien no se otorgó estatus de santidad, se reconoce el fenómeno como parte de la fe popular. El monseñor Dante Bernaki lo expresó con claridad: "Lo de Pedrito Sanhueso es una devoción que la gente tiene por las benditas almas del purgatorio. Ese chico no es un santo, pero su historia conmueve y moviliza la fe".

A pesar del paso del tiempo, el recuerdo de Pedrito se mantiene vivo en la memoria colectiva. Su historia inspiró poemas, canciones y obras teatrales en Salta. Cada 19 de mayo y 26 de junio (día de su nacimiento), su tumba recibe una multitud silenciosa que deja testimonio del amor y el respeto que aún genera su figura.

Para los salteños, Pedrito Sanhueso no murió: se transformó en símbolo de los niños sin voz, en protector de los que estudian y en una herida abierta que la historia se niega a cerrar.

Esta nota habla de:

Comentarios

  • S

    Aquí eso es común, se absuelve a cualquiera por el beneficio de la duda. Pero no se olviden que hay un JUSTO JUEZ y ahí será juzgado por toda la eternidad

    Ver más

    Responder

Tucomentario

Nombre

Más de Policiales

Utilizamos cookies propias y de terceros para recordar tus datos de inicio de sesión, recopilar estadísticas para optimizar la funcionalidad del sitio y ofrecerte publicidad basada en tus intereses. Si continúas navegando aceptás su uso. Para más información consultá las Políticas de Privacidad