Changuito de 7 años quedó en medio de una balacera: ahora pelea por su vida
El pequeño fue alcanzado por una bala mientras esperaba el colectivo con su papá. El disparo salió del arma de un policía que se tiroteó con delincuentes.
La Matanza vuelve a estar en el centro del horror. Thiago Correa, un nene de tan solo 7 años, fue diagnosticado con muerte cerebral tras recibir un balazo en la cabeza durante un tiroteo entre un policía federal y cuatro delincuentes. El menor permanece internado, conectado a un respirador en el Hospital de Niños de San Justo.
Todo ocurrió en la noche del miércoles, cerca de las 22.30, cuando Thiago y su papá, Fabián, esperaban el colectivo en la intersección de avenida Crovara y Madrid. Según la reconstrucción judicial, un policía de la Federal que estaba vestido de civil fue abordado por cuatro ladrones armados. En medio del intento de robo, el efectivo se identificó, sacó su pistola reglamentaria y comenzó a disparar.
En medio de esa lluvia de balas, una impactó en la cabeza del pequeño Thiago, que su padre tenía alzado sobre los hombros. "Escuché una explosión, pensé que era una moto, pero empezaron los disparos. Cuando quise tirarlo al piso, ya le había dado", relató Fabián entre lágrimas. "Lo tuve en mis brazos, me dijo ‘pá' y ya no dijo más nada", agregó con la voz quebrada.
El desesperado padre logró que un automovilista se detuviera y lo llevara al hospital Ballestrini, desde donde fue derivado al Hospital de Niños. Aunque al principio los médicos aseguraron que el niño "la estaba peleando", este viernes confirmaron que el daño neurológico es irreversible.
El policía involucrado es Facundo Daniel Aguilar Fajardo, de 21 años, ayudante de la Dirección Montada de la PFA. Está detenido e imputado por exceso en la legítima defensa por el fiscal Diego Rulli. Durante el tiroteo, uno de los ladrones murió de un disparo en el cuello, y otros dos resultaron gravemente heridos. Un cuarto asaltante logró escapar.
En la escena se hallaron un revólver calibre .38, una vaina servida, rastros de sangre a casi 200 metros y el arma del agente. La Justicia continúa investigando el caso y, mientras tanto, la familia de Thiago clama por justicia y por un cambio urgente en las políticas de seguridad.
"Mi hijo tenía solo siete años, toda una vida por delante. Esto no puede volver a pasar", suplicó su papá.
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