Caso Guadalupe Ale: la encontraron sin vida en un insólito lugar y no hay culpables

El 12 de marzo de 2020, en plena pandemia, Guadalupe Ale, de tan solo 11 años, fue encontrada sin vida dentro de un placard en la Fundación Pelota de Trapo, en Avellaneda. Aunque la causa judicial fue inicialmente caratulada como suicidio, su madre, Elena Maidana, sostiene una versión muy distinta: asegura que su hija fue abusada y asesinada dentro del hogar comunitario donde vivía.

"A mi hija la mataron para que cerrara la boca, y el que lo hizo sigue ahí adentro", expresó con dolor y firmeza la mujer, que desde hace cinco años lucha para que la verdad salga a la luz.

La investigación, a cargo de la UFI 1 de Avellaneda, sigue abierta. Sin embargo, no hay detenidos ni imputados. La abogada Marina Zalazar, representante de Elena e integrante del programa PatrocinAR, reclama que al menos se investigue la responsabilidad penal del Hogar. "Guadalupe vivía allí, estaba bajo su custodia", remarcó.

Uno de los puntos más controversiales del caso es que, pese al tiempo transcurrido y a las sospechas, la Fundación nunca fue clausurada ni suspendida. "Ni siquiera sabemos si hubo una investigación interna", agregó Zalazar.

El día de la tragedia, Guadalupe había ido a la escuela y regresado al Hogar como todos los días. Según los registros, fue hallada ahorcada con una sábana en un placard. Años más tarde, la autopsia confirmó la asfixia, pero también reveló una concentración de 1.15 de alcohol en sangre y signos de abuso sexual.

El dolor de su madre se intensifica al recordar cómo le informaron lo sucedido: "Cuando llegué, todos estaban comiendo en el comedor como si nada. Mi hija estaba en el piso, rígida. Yo la alcé, le daba besos... no podía creer lo que pasaba".

Uno de los aspectos más inquietantes del caso es la presencia de un joven mochilero chileno apodado "Gabi", que vivía dentro del hogar y realizaba tareas de mantenimiento, pero no figuraba en los registros oficiales. Tras la muerte de Guadalupe, desapareció.

Para la madre, las dudas no terminan ahí. Con el tiempo, una exvinculada a la Fundación le reveló que otro niño habría muerto en el lugar en 2006, pero que el hecho fue silenciado. "Si yo hubiera sabido eso, jamás habría dejado a mis hijos ahí. Prefería vivir con ellos bajo un puente", se lamentó Elena.

Guadalupe tenía sueños, acababa de comenzar el secundario y estaba feliz de reencontrarse con sus amigas. Su mamá insiste en que no hay indicios de que haya querido quitarse la vida. "Tenían que cuidarla. En cambio, me la devolvieron en un cajón", dijo.