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Los Vasconcellos: dos salteños destinados a dejar su huella en el folclore

Padre e hijo. El Puma y el Colo llevan en su sangre el folclore de nuestra tierra y es permanente su aporte incondicional.

Astillas del mismo palo. Solo basta pronunciar el apellido Vasconcellos para imaginar a la pluma y a la música conjugadas en su máxima expresión. Un árbol familiar que deja bien sentado al arte de nuestra provincia, nadie lo duda.

José Adolfo Vasconcellos, con el apodo de Puma, nos enriqueció con sus obras. Con solo 9 años ya obtuvo un premio literario que se desarrolló en la región NOA. “Fue el maestro Juan Carlos Dávalos quien le dio la noticia del premio a mi papá”, recordó el Puma.

El talento del Puma despertó a temprana edad. Empezó a escribir cuando iba a la primaria en la Escuela Zorrilla. La maestra Socorro Güemes siempre le decía que tenía facilidad para escribir. Pero su hijo, El Colo, (Juan José) no fue la excepción y también se destacó desde muy niño. Cuando solo tenía 8 años le afinó la guitarra a Peteco Carabajal, en el estadio Delmi, una capacidad del niño que asombró al santiagueño.

El Puma siguió con los recuerdos de su infancia y de la influencia patrna.“Mi casa fue la mejor escuela artística. Muchos famosos pasaron por esas cuatro paredes. Recuerdo a Lito Nieva cuando venía para componer con mi padre. Recién cuando fui grande entendí el valor y la magia que se vivió en mi hogar. También me quedó muy marcado en la memoria cuando me llevaban a los festivales y yo en la falda de mi mamá escuchaba a Los Chalchaleros, Mercedes Sosa, Los Cantores del Alba, entre tantos grandes del folclore”.

Estas palabras impactaron en el Puma y en su rostro se observó un dejo de nostalgia. “Mi padre fue el que insertó el arte en la familia. No olvidaré jamás esas juntadas con sus amigos, entre ellos: Juan Carlos Dávalos, Artidorio Cresceri), Manuel Castilla, el Cuchi Leguizamón, Juan Riera, Eduardo Falú y Ariel Ramírez. Se reunían en mi casa y yo me quedaba a un costadito escuchando esas historias. En aquella época entendí que la palabra tiene música propia”, contó orgulloso y hasta emocionado al volver la mamoria sobre su padre, llamado Jesús María, apodado El Ñato. “Él tenía una gran capacidad de expresión, me hacía leer en voz alta, obras de Miguel Hernández, Antonio Machado, entre otros grandes de la literatura”.

En ese momento, El Colo volvió a tomar la posta, esta vez para agradecer. “Pedro Alurralde y Mario Teruel fueron dos personas que colaboraron de una manera increíble para mi formación artística. En algún momento de mi vida había decidido irme a estudiar Ingeniería en Sonido y Mario me dijo que yo había nacido para tocar la guitarra y no podía privarle a la gente de escuchar mi talento. Esas palabras fueron determinantes en mi vida”. También pasó por su recuerdo, con mucho amor, a Fernando Zúñiga, “un hermano mayor de todos los integrantes de Los Huayra, que ya partió al mundo celestial”.

Juan Fuentes, Luis Benavídez, Sebastián Jiménez, Alvaro Plaza y Hernando Mónico, comparten con él la historia de Los Huayra, un camino que se asocia al éxito.

El Puma Vasconcellos es compadre de Armando Tejada Gómez, y amigo de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina. “La vida me permitió estos placeres. Compartimos algunos vinos mansos con estos dos fabulosos de la música mundial”. Enseguida, el Colo recordó el día que atendió el teléfono de su casa, pidieron por su papá y cuando preguntó de parte de quién, le contestaron: Serrat. “Yo no lo podía creer”, remarcó.

Las comparaciones jamás tuvieron buen puerto, aunque el Puma tiene su propia visión del folclore de antes y el actual. “Ahora la escritura es más fácil pero se encuentran buenos compositores. Siempre son buenos los cambios. Simplemente es la continuación del folclore, con adaptación a la época”.

Es un enamorado de la música y admite que en su vida alcanzó una fortuna de amigos, pero principalmente resaltó a su familia: esposa, hijos y nietos.

En cuanto al Colo, su papá no duda de que “es un músico extraordinario, cuyo talento no tiene límites, además, su humildad y el amor por la vida, lo hacen crecer día a día”. Mantienen un diálogo permanente que afianza la relación padre e hijo. “Cómo será de generoso que ya me regaló dos hermosos nietos”, dijo con emoción el Puma.

El Colo no tardó en responder. “Tengo una conexión muy fuerte con mi padre, en lo humano, en lo musical y en la composición. Yo soy el resultado de un papá amante del folclore, aprendí demasiado al lado de él. Es mi compañero y amigo inseparable”

Notables creaciones nacieron en un papel borrador del Puma. Muchas fueron galardonadas a nivel nacional. Entre sus libros figuran, Para beber con el alma y Debajo de la higuera. El primero está relacionado con la historia de la Serenata a Cafayate. En los próximos meses se editará la segunda edición de esta obra.

Desde hace casi cuatro décadas es el responsable de escribir los libretos poéticos de la Serenata, que le permite a los locutores anunciar a cada artista que sube al escenario. Se trata de una vivencia que no tiene precedentes en la historia de los festivales en el país, con la presencia viva de la poesía. “Para hablar de la Serenata primero debemos mencionar de don César Perdiguero, un maestro con todas las palabras. Era como mi padre”. Durante varias décadas se unieron laboralmente para llevar adelante eventos folclóricos de gran envergadura, como el Festival Latinoamericano, que nació de la mano de don Roberto Romero. “Otro nombre que debería escribirse con mayúsculas, su colaboración fue permanente en las diferentes ramas del arte. Mi trabajo en Cafayate es un regalo de Dios, mi madre era cafayateña: Gabriela Pereyra del Valle”.

Salta bautizó en la composición a grandes binomios del folclore. Gustavo Cuchi Leguizamón y Manuel Castilla fueron infalibles a la hora de poner a andar una obra y hasta fueron reconocidos con un premio en Europa. ¡Qué hablar de Jaime Dávalos y Eduardo Falú! dos especialistas en hacer volar la imaginación.

Hoy, Los Vasconcellos van por ese mismo camino. Muchos de los éxitos de ellos son fruto de la creatividad de padre e hijo, entre ellos, Si te vas, Mi estrella predilecta, Por tener tu amor, Bar y tambor, Como los vientos al mar, Cuando te vi, Yo soy mi país, Vengo de arriba, Sin decirte adiós, Por si acaso, Historia en sol, La voz del viento. “Los Nocheros nos grabaron Para tu ausencia”, remarcaron para recordar luego que con el Cuchi, el Puma compuso La zamba del quehacer. Los Nocheros grabaron Para tu ausencia, de padre e hijo Vasconcellos.

La vida de los Vasconcellos está bordada de anécdotas e historias. Nunca buscaron el podio en al arte, simplemente ser diferentes.

Fuente: El Tribuno

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