Sociedad

Una zamba para Mónica León. Heroína salteña trans en Les Champs - Élysées

El Bordo es un pueblo de mala muerte en Salta, y ahí vino a nacer Mónica León, brava como su apellido lo indica. Pero salió changuito y sus papás la llamaron Benito Martín León...

El Bordo es un pueblo de mala muerte en Salta, y ahí vino a nacer Mónica León, brava como su apellido lo indica. Pero salió changuito y sus papás la llamaron Benito Martín León, por eso nunca van a escribirle una zamba como las de antes, de las que tiene cualquier heroína salteña que se precie. Aunque haya llegado a desfilar bravucona y desafiante por Les Champs - Élysées agarrada al brazo del alcalde de París Bertrand Delanoë, entre otras andanzas.

El mundo es un pañuelo. La conocí en Barcelona en 2009, una tarde que salía molido de mi trabajo en el restaurant y tenía que atravesar rezongando una enorme manifestación trans que me bloqueaba el camino a casa. Renegaba porque, sinceramente, en esos días los únicos derechos que me importaban eran los míos, que bien apaleados me los tenían. Al grito de permiso y empujando, vi en un claro que se abría entre el gentío a un travesti caracterizado de Jesús Cristo. Si, y clavado a una cruz que cargaba con mucho glamour y sonrisa amplia.

Pocas cosas llaman más la atención a un salteño que un tipo con faldas en la vía pública. Si a esto le sumamos la luz del día y además el disfraz de mesías, tenemos el Nirvana. Me acerqué unos pasos en esa dirección, y al escucharle la tonada no lo dudé un segundo: Además, era paisano mío.

 

 

Cuatro años después supe, por esas cosas del azar, que su nombre era Mónica León, y luego de una pequeña investigación en la web, pude conocer algunos detalles de su singular vida.

No fue fácil. A los cuatro años de edad interpretaba a los personajes de la familia Ingalls utilizando las ropas de su madre hasta que es descubierta por su papá (un criollo salteño de los de antes y con otros diez críos que alimentar) que le pega una tunda a puro rebenque. Es un amigo de este hombre el primero que abusa sexualmente de Mónica, por la misma época. A los diez es violada por un canillita*, y a los doce nuevamente. No por el mismo, quiero creer.

En 1992 se instala en Salta Capital, donde traba amistad con las "Chichis", el coqueto grupo de travestis emperifolladas que entonces ya se ganaban los cobres en el Parque San Martín y hacen furor hasta el día de hoy entre la juventud salteña. Cada vez que cae presa es obligada a tener sexo con los policias que hacen los turnos de noche, para que la dejen salir. Contrae el SIDA. Su padre todavía tenía la esperanza de que Mónica (Benito, para él) se quedara en El Bordo a trabajar en el tabacal. Muy acertado. Al año siguiente enfrenta a su familia y les descubre que es trans, que siempre lo ha sido. Ellos le dicen que hasta homosexual está bien, pero que travestirse ya es demasiado. Así que en el 93' se va a vivir a Buenos Aires. Hace la noche por Constitución y se sumerge en una vorágine de cocaína y fiestas. Un buen día, mientras asiste a un colegio para adultos, decide que no va a prostituirse nunca mas, y que en cambio desea estudiar abogacía para dedicar sus energías a velar por los derechos humanos. Pero no en Argentina, si no en Francia. - Porque allí estudiaron muchos próceres de éste país en el pasado como Yrigoyen o Roca, y como lo hacen los aristócratas de hoy en día - piensa.

Se traslada en 2004 y conoce, durante la Gay Pride parisina de ese año, a Camille Josephine Barré, conocida activista trans francesa, quién le ofrece casamiento en un santiamén. A pesar de ser una unión heterosexual (puesto que Camille es reconocida como mujer en su país, aunque nació varoncito y Mónica no) la Justicia les niega la posibilidad de casarse, debido a que lo consideran un "marriage blanc", en cristiano: Un matrimonio por conveniencia, teniendo en cuenta el pasado militante de ambas.

 

En 2012 recibió su nuevo DNI, y lo último que pude averiguar es que, cansada de que Camille la trate como a una "india de un país bananero", estaba con ganas de volver a su pueblo natal para postularse como intendenta. Además, declaró que hasta el sillón de Rivadavia (la presidencia) no paraba.

¿Se imaginan? si un Papa puede generar ese sentimiento de unión y cristianismo que se respira éstos días en un país dividido a rabiar como el nuestro y por el sólo hecho de haber nacido aquí, tener a Mónica como primera jefa de estado trans (no de Latinoamérica, si no del planeta) sería la consagración. El éxtasis de la argentinidad mas rancia, de izquierdas, centros y derechas.

 

Un paquete salteño de exportación

Fuente: Juanito - http://uncarajillo.blogspot.com.ar/

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