Nota

La escuela del Virrey

Nueve jugadores del Boca campeón del 98 son DT; la influencia de Bianchi: "Me dio placer dirigirlos y hoy me da placer verlos dirigir"

Allá por julio de 1998, todos pensaban positivamente. Tandil se preparaba para abrirles sus puertas y cada uno tenía desafíos. Carlos Bianchi daba sus primeros pasos como entrenador de Boca y, sin darse cuenta, se iba a empezar a fabricar el equipo multicampeón que, luego, conquistaría el mundo, superando a Real Madrid y Milan en Japón. Para sentarse a la mesa de los grandes, el Virrey debió primero reconstruir un plantel que estaba herido. Eran tiempos en que Bianchi se preocupaba por la unión del grupo, la historia conocida de cómo obligó a Guillermo y Palermo a "casarse" futbolísticamente para que luego armaran esa pareja explosiva; confirmaba a Rodolfo Arruabarrena como lateral izquierdo; incorporaba a Hugo Ibarra como lateral derecho; recuperaba del exilio a José Basualdo y ubicaba a Diego Cagna como uno de los sostenes de un Juan Román Riquelme que abandonaba su función de carrilero para ser enganche.

 Hoy, esos futbolistas que se cansaron de dar vueltas olímpicas con los pantalones cortos cruzaron la línea de cal. Ayer fue el turno de Martín Palermo con Godoy Cruz, el último alumno en subirse a la dirección técnica: "Los tiempos son cortos para transmitir una idea de juego, eso se verá mejor a partir de la pretemporada. De mi formación rescato cosas de Bianchi, de Basile; Bielsa alguna enseñanza me dejó en la selección; Maradona... Le vamos a poner muchas ganas".

 Consultado por este fenómeno, Bianchi dijo ayer a LA NACION: "Me dio placer dirigirlos y hoy me da mucho placer verlos dirigir. Que hayan podido encontrar una forma de seguir ligados al fútbol y que tengan la motivación de ser ellos quienes hoy están al frente de un equipo. Además, estoy convencido de que por más que hayan tomado alguna referencia mía, ellos van a tener su propia identidad", y agregó: "Ellos pueden rescatar cosas, pero más que lo táctico o lo técnico, seguramente estarán enfocados en el aspecto humano. A través de las vivencias ellos saben que lo principal es la manera de conducirse al grupo. Porque lo que te lleva adelante no es sólo las condiciones técnicas, tácticas o físicas, sino la inteligencia para conformar un grupo. La mentalidad del grupo es lo que permitirá un largo período de buenos resultados".

 "Inteligencia" es -justamente- una de las palabras que más resaltaba el Virrey en sus charlas técnicas antes de cada partido, en cada entrenamiento. Hacía pensar a los jugadores: "Rescato que tanto en Vélez como en Boca -recuerda Bianchi- había jugadores inteligentes y que sabían escuchar. Teníamos el placer de trabajar juntos y de respetarnos. Para que haya continuidad en los resultados debe haber continuidad en los grupos. Fue importante que, a pesar de lograr un título, el discurso seguía siendo el mismo. Por eso lo más importante es que el técnico no se equivoque en su comportamiento, a pesar de que algún resultado no sea el esperado".

 Guillermo Barros Schelotto, que en su debut pelea el torneo con Lanús, opina: "Tomé cosas de varios, pero de los que más incorporé conceptos fue de Bianchi y de Griguol. Dos técnicos que armaron equipos protagonistas y que tenían un mensaje simple, pero efectivo. No hablaban mucho con el jugador, pero sí lo necesario. Seguro que Bianchi está contento de vernos hoy hacer nuestro propio camino".

 

En la antesala del arranque del Clausura 2012, Arruabarrena se reunió con el Virrey para preparar un exigente final de temporada: "Le pedí consejos en situaciones que podían ocurrir. Cuando se tiene diálogo con ese tipo de personas, uno debe escuchar. Hay muchas de sus enseñanzas que me han servido y otras que todavía no las he implementado porque todavía no me tocó vivirlas", reconoció.

 Ante la consulta de si había algún punto de contacto entre quienes fueron dirigidos por Bianchi, Arruabarrena analizó: "Diego (Cagna) tiene un estilo en cuanto a la convivencia y el trato con el jugador parecido al mío, aunque después cada uno tiene su forma de trabajo. Pepe (Basualdo) supongo que más o menos igual; Martín (Palermo) y Guillermo (Barros Schelotto) deben ser algo similar. De todos soy el que más ha estado en Europa y quizá tenga trabajos o situaciones que se asemejan un poco más al estilo de allá".

 Cagna, que hoy conduce a Estudiantes de La Plata, explica: "Lo que veía de Carlos, en cuanto a manejo de grupo, es que él siempre tenía bien a todos. Obviamente fue un referente para todos nosotros".

 Omar Asad, que ganó todo con Bianchi en Vélez, comenzó su carrera como director técnico en Godoy Cruz. Tuvo una primera etapa muy buena y en la última no le fue como esperaba. A fines de 2010, el Turco declaró: "Lo más importante es llevar adelante el grupo, no tanto al equipo. Siempre tuve como referente a Bianchi, un maestro. Él me dio todo, me bancó. Recuerdo situaciones muy claras que hacía Carlos: te daba el caramelo, después te lo sacaba. Te tiraba la soga, la aflojaba. Te daba dos rosas y, después, tres palitos. Había que ganarse los caramelitos . Y ante la mínima relajación, te hacía ver lo duro".

 Son varios los que se animaron, aunque otros se dedicaron a rubros empresariales o televisivos. Bianchi, a su manera, sigue influyendo en quienes siguen el fútbol desde adentro. Con un mensaje que él mismo sintetiza: "Yo hablé con ex dirigidos que empezaban su carrera como DT y les dije que lo primero que tienen que hacer es respetar al jugador de fútbol, que en cada decisión no debían olvidar que ellos fueron jugadores de fútbol".

Fuente: canchallena.com 

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