Desidia y abandono

Crimen de Abigail y linchamiento de Guaymás: el reflejo del fracaso rotundo del Estado

Ambos hechos ocurridos en Tucumán pusieron de manifiesto la falta de respuestas por parte del Estado y el hartazgo de la sociedad.

Matías Isola

Que Pasa Salta

Tucumán vive horas convulsionadas por el crimen de Abigail Riquel y el posterior linchamiento de José Antonio "Culón" Guaymás. Ambos hechos agitaron las aguas en la opinión pública y se abrió un profundo debate en la sociedad argentina en torno a la "justicia por mano propia" y sus consecuencias. Más allá de doctrinas, ideologías y posiciones, lo que quedó en claro nuevamente es el enorme fracaso del Estado en el más amplio sentido de la palabra.

Una familia desesperada que acude a la Policía por la desaparición de su hija y que encuentra una respuesta por demás desagradable. Casi que se lavaron las manos y les encargaron a ellos (sus familiares) la tarea de rastrear y buscar a Abigail. Seguidamente, la confirmación del hallazgo del cuerpo de la menor con signos de abuso. Y por último, la indignación de que el presunto asesino (Culón) había salido recientemente de la cárcel con un frondoso prontuario que lo convertía en un verdadero peligro para la sociedad.

Ante ese desolador panorama de desidida y abandono, y con la acumulación de la bronca y la impotencia entendibles por el brutal crimen de Abigail, vecinos atraparon a Guaymás, lo golpearon y le provocaron la muerte. Tan brutal como real. Ante la desconfianza que les genera la Justicia y el hartazgo por la inseguridad, se transformaron en verdugos del joven que habría terminado con la vida de la menor, en un nuevo caso de "justicia por mano propia".

Como siempre en estos casos, difícil de asumir que los vecinos sean los encargados de impartir justicia y decidan por la vida de un ciudadano, por más atroz que haya sido su crimen. Para eso existen las leyes, un sistema juidicial y un Código Penal. Como así también es difícil comprender cómo los jueces liberan a violadores y asesinos con una liviandad que estremece. Esa ruputura, ese divorcio de la sociedad con el Estado genera más caos. O mejor dicho, es el Estado el que empuja a la sociedad hacia el abismo del caos. Una vez que se cruza ese límite, el retorno es difícil. Los ciudadanos se sienten indefensos ante los delincuentes y reaccionan de la manera más inesperada. Guiados por el impulso y por la emoción violenta de ajusticiar al sospechoso en cuestión.

El rotundo fracaso del Estado volvió a quedar al descubierto. Esta vez fue en Tucumán, pero ya pasó en otras provincias y si todo sigue como hasta ahora y no hay un cambio radical, seguirá sucediendo.

El crimen de Abigail reflejó el desamparo de los ciudadanos en su máxima expresión. Una familia destrozada y un grupo de vecinos que optó por cumplir con el rol que no asumió el Estado con anticipación. En la prevención contra la violencia de género, en evitar que violadores y asesinos anden sueltos, en buscar a la niña desaparecida cuando el tiempo valía oro (el despliegue llegó después, tarde, ya cuando estaba muerta). El crimen de Abigail duele y cala hondo. Pudo haberse evitado, pero no fue así porque el Estado sigue y permanece ausente donde más se lo necesita.

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Comentarios

  • equivocado issola

    lo que no funciona no es el estado sino quienes lo administran EL ESTADO ES INDISPENSABLE, INSUSTITUIBLE. LO QUE FALLAN SON LOS ACTORES EN LOS 3 PODERES.EN ESTE CASO FALLA ROTUNDAMENTE LA JUSTICIA Y EL SITEMA DE SEGURIDAD OBSOLETO. NO DEMONICES AL ESTADO.EL ESTADO NO PUEDE FALLAR.SI PUEDEN FALLAR LOS PERSONAJES.SE NOTA QUE SOS LIBERTARIO PERO DE ESA MANERA SERIA UN CAOS TOTAL

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