¡Un papelón!

Los crueles mensajes de los vecinos al changarín que dijo haber devuelto 500 mil dólares

No pudo ni salir de su casa por lo ocurrido.

Nogoyá, a la hora de la siesta, es un remanso. Al menos eso es lo que muestra el barrio Lourdes a las tres de la tarde. En el 22 de la calle 9 de julio, donde se levanta una modesta vivienda con puerta de madera, palos y una media sombra negra, no atiende nadie. La única respuesta al llamado es el ladrido de un perro blanco y negro, pequeño, que no debe llevarse nada bien con los extraños. Su dueño, José Sánchez, se hizo famoso esta semana. Por eso las visitas, los móviles de prensa, los vecinos que murmuran por el movimiento.

Changarín, padre de dos hijas de 4 y 6 años, el hombre de 40 años contó sobre un hallazgo fantástico: 500 mil dólares olvidados por un empresario en la calle. Su relato se completaba con la devolución, el rechazo de una recompensa de un millón de pesos y el pedido de un trabajo formal que le permitiera mantener a la familia. La historia conmovió. Se hizo viral. Tuvo alcance nacional. Pero crujió a medida que corrían las horas. Un fiscal investigó y la desestimó. Todo era mentira. Y la ilusión le dio pie al desencanto.

Esta pequeña ciudad entrerriana de algo más de 20 mil habitantes está ahora cruzada por el relato del hombre que conmovió con un gesto honesto, desacostumbrado, y que ahora volvió a todos a la realidad. "Ya no hay héroes", opina Alicia, un anciana de 72 años que recorre la plaza principal de la localidad con una bolsa de mandados en la mano.

Algunos juzgan. Otros eligen entender la mentira de Sánchez, aunque no arriesgan una defensa encendida. "Yo pensé que era verdad lo que había hecho. Cuando dijeron que era él no lo podía creer. Y cuando me enteré que era mentira me parecía raro porque no tiene pinta de hacer algo malo", dice una joven de 25 años que lo conoce del barrio y que prefiere no dar su nombre. "A.S.", dice entre risas para ocultar su verdadera identidad y no quedar mal con el vecino que alcanzó una impensada notoriedad.

"¡Más vale que es una desilusión!", reconoce Oscar, un trabajador con bigotes y gesto duro. El playero de una estación de servicio dirá que es "un charlatán" y José, un ex portero de 76 años, asegura que "de antemano" sabía que la historia no era real. "Si yo encuentro un millón de pesos no lo devuelvo", remata entre risas para desestimar la posibilidad de semejante gesto altruista.

Sánchez parece un chico. El pelo corto, prolijo. La mirada de alguien que, sabe, está en falta. Habla con Clarín en una vivienda que no es la suya. Reconoce que hizo "un papelón". Está junto a Paola Lescano (33), su esposa. Se refugiará allí intentando evitar la marea de periodistas que lo buscan. Todavía no salieron a la calle.

Cuenta que a la mañana se "quebró", que lloró y que fue al despacho del fiscal Federico Uriburu a decirle la verdad. "Hasta acá llegué. No pienso mentir nunca más. Fue la desesperación. Entré en shock porque quiero que mi familia esté mejor y buscaba que me escuchen para conseguir un trabajo digno. Sólo eso. No pensé que esto se iba a convertir en una noticia mundial", explica. Todo empezó el sábado y terminó el martes. Él urdió el plan solo.

Comentarios

  • Yo

    AHÍ LO TENES AL PELOTUDO..

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