Aberrante es poco

Tras cuatro años de violencia y noches de abusos, le cortó el pene a su marido con un cuchillo

Ella vivió un infierno: sufrió todas las formas posibles de violencia de parte de él, que pertenecía a las Fuerzas Armadas

QPS Internacional

Sucedió en Manassas, una pequeña ciudad de Estados Unidos, pero terminó dando la vuelta al mundo. Acaban de cumplirse 27 años de aquella noche y, a pesar del paso del tiempo, muchos recordarán el nombre con el que se la conoció: Lorena Bobbitt. Es probable que también tengan almacenada una respuesta única a la pregunta "¿quién es?": la mujer que le cortó el pene a su marido.

Sin embargo, antes de la madrugada en que -temblando y en estado de conmoción- Lorena tomó un cuchillo de 18 centímetros, le cortó el pene a su marido, huyó y lo tiró en un pastizal, hubo una historia más amplia que, aún hoy, pocos conocen: los cuatro años en que sufrió todas las formas posibles de violencia de parte de él, que pertenecía a las Fuerzas Armadas. "Podría haberme matado", dice ahora Lorena mientras se rodea el cuello con las manos y evoca uno de los intentos de estrangulamiento.

Lorena ya no es Lorena Bobbitt, aquella inmigrante ecuatoriana que, a los 22 años, estuvo a punto de ser condenada a 20 años de prisión. El apellido de su abusador ya no le pertenece y de eso habla la película que Lifetime estrenará este año. "Yo fui Lorena Bobbitt", se llama la historia producida y narrada por esta mujer que ahora tiene 49 años, está casada, es madre y dedica su vida a ayudar a sobrevivientes de violencia doméstica y abuso sexual a través de una una institución que lleva su apellido original: Lorena Gallo Foundation.

"Tenemos que entender que la violencia doméstica está centralizada en el poder y el control sobre una persona. En este caso, mi esposo utilizaba muchas tácticas. Intimidación, abuso psicológico, amenazas, golpes y también agresiones sexuales. Estamos hablando de hace casi 30 años, la idea de violación intramarital no existía", cuenta, del otro lado de la pantalla.

Está convencida de que, si en aquel entonces hubiera habido noción de los estragos que puede provocar la violencia doméstica cuando las víctimas no encuentran salida, el final de la historia habría sido otro. Esto porque, antes de aquel 23 de junio de 1993, Lorena había denunciado a su marido seis veces. "Creo que si desde el principio se hubieran enfocado en la historia de violencia doméstica y abuso sexual que yo denunciaba, todo habría sido diferente. John hubiese ido automáticamente a la cárcel", sigue.

También podría haber habido otro final, porque en 1993 en el estado de Virginia -donde está la ciudad en la que vivían- cinco mujeres eran asesinadas por día. Lorena sabe hoy que estuvo atrapada dentro de lo que se conoce como "el círculo de la violencia", pero no lo sabía aquella jovencita latina y católica que apenas hablaba inglés, que se había casado virgen e ilusionada a los 19 años con su primer amor, la que había construido alrededor del matrimonio para toda la vida y los futuros hijos otro aspecto del "sueño americano".

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