Aterradoras cifras del norte de Salta: "Tienen un récord en necesidades básicas insatisfechas"

Las cifras aportadas por organismos oficiales no suelen coincidir con la realidad, y está última ya superó ampliamente las estadísticas, para mal. Esto fue el motivo principal, por el que Gustavo Sáenz, gobernador de Salta, decidió declarar la Emergencia Sociosanitaria. A partir de esto, muchas organizaciones se sumaron a brindar su aporte para enfrentar una lucha que lleva más de 500 años postergada.

Según los últimos datos oficiales que se tienen la tasa mortalidad infantil (ratio que mide las muertes de bebés menores a un año cada mil nacidos vivos) fue mejorando alcanzando un punto inmejorable de 9,6 muertes en el año 2018. Sin embargo, los datos oficiales muestran al mismo tiempo que en las áreas donde murieron los niños -Santa Victoria Este, Tartagal, Rivadavia y El Quebrachal- la tasa de mortalidad infantil está por encima del promedio provincial.

En este sentido, si se tienen en cuenta las 17 áreas operativas donde está presente la comunidad wichi, el promedio de la tasa de mortalidad infantil es de 11,5 muertes cada mil nacidos vivos, nuevamente un porcentaje superior al total provincial (que ya es uno de los más altos del país, según un informe de Unicef Argentina).

Camila Liberal, presidenta de la Fundación Deuda Interna dialogó con Chequeado y explicó que Salta se ubica por debajo del promedio nacional en el índice de desarrollo humano (índice que se obtiene promediando 3 datos: la esperanza de vida al nacer, los años de educación promedio y el PBI per cápita) pero además con récord de necesidades básicas insatisfechas, como la ausencia de cloacas, el hacinamiento y el bajo nivel educativo del jefe del hogar.

"El factor más importante es que no tienen acceso al agua potable, un recurso que el Estado debería garantizar. Quizás, en el resto de las poblaciones existen las posibilidades económicas para poder realizar sus propios pozos de agua", señaló Liberal.

Hacinados

Un trabajo de 2016 de la Universidad de Salta, realizado por Jorge Paz y la investigadora Carolina Piselli y titulado "Desarrollo Humano en la Argentina y en Salta", señala que "los pueblos aborígenes son los más pobres en las áreas más pobres".

En Salta, por ejemplo, el porcentaje de hogares aborígenes hacinados supera el 20%, mientras que en los hogares no aborígenes no alcanza el 10%. En el caso del analfabetismo, en el primer caso llega casi al 10% mientras que en el segundo está por debajo del 5%.

Con respecto a las condiciones de hacinamiento y el analfabetismo, "se observa que en el grupo de 4 provincias (Formosa, Chaco, Salta y Misiones) donde la brecha resultaba alta en 2001 mejoraron los distintos indicadores, pero se ha conservado el handicap en contra de la población indígena", sostiene el estudio.