Archivo del Crimen

En pleno fin de semana, mató a su esposa, le arrancó los ojos y arrastró el cadáver

"No soy yo. Esto es obra del demonio", afirmó cuando el personal del hotel en el que estaban lo descubrió.

El caso de este domingo no ocurrió en Salta, sino en Tucumán, pero es uno de los más violentos y extraños que se registraran en la historia policial del norte argentino. El asesino resultó ser un joven muchacho, vendedor de productos Herbalife, que mutiló a su esposa y se paseó con el cadáver en un lujoso hotel. 

Juan Pablo Amin tenía 24 años cuando mató a su mujer, María Marta Arias, un año menor. Los dos eran de La Banda, Santiago del Estero. El, un gordo de 150 kilos, se fanatizó con los productos dietéticos que le hicieron recuperar una figura más o menos estilizada. Y de hecho en los últimos meses había logrado bajar 50 kilos.

Para el 28 de octubre de 2007 llevaban tres meses casados. Se habían casado por Iglesia pero no por civil. Quienes los conocían decían que él se preocupaba bastante por María Marta. Ella padecía lupus. 

Amín y su esposa llegaron a Tucumán en la mañana del sábado para participar de un congreso de la firma Herbalife. Se hospedaron en la habitación 514 del 5º piso del hotel Catalinas Park.

La tarde de aquél día Amin fue preparándose para el acto final de la obra dramática. Se peleó con un compañero de la empresa y salió con su mujer de la convención. Caminaba con ella por la plaza Independencia cuando de golpe empezó a gritar que lo perseguían y que querían matarlo. María Marta no sabía dónde ponerse de la vergüenza. Unos policías lo detuvieron y lo debieron llevar al Hospital Padilla. Una posibilidad es que la ida al hospital (a cualquier hospital) también haya sido prevista porque todavía es un misterio de dónde sacó el bisturí que luego usaría contra María Marta. O lo traía ya desde Santiago del Estero o lo consiguió en el hospital. Ese bisturí desapareció y jamás fue encontrado, detalló el programa Cámara del Crimen. 

Estaban acostados en el dormitorio del cuarto del hotel. Ella le daba la espalda. El se subió a horcajadas sobre su mujer. No le hizo falta aplicar ninguna técnica de la disciplina que tan bien dominaba, la de las artes marciales. Le puso la rodilla en el pecho y con las dos manos la agarró del cuello y apretó, apretó con todas sus fuerzas. Tanta fuerte apretó que sus dedos quedaron marcados en el cuello de la chica. Cuando la soltó, ella no se movía. La había estrangulado.

Tomó el bisturí y le cortó los párpados. Le sacó los ojos con las manos. Los puso sobre la cama. Le hizo cortes en la frente, en las mejillas, en las piernas, en la zona íntima, en los brazos, en el pecho. La agarró de los pelos y la sacó de la cama, la arrastró fuera de la habitación. Estaba completamente desnudo. Luego arrastró el cuerpo de su mujer por la escalera principal, no por la de servicio, hasta el primer piso. Allí hizo un alto y la pateó. 

Cuando llegó el personal del hotel pareció asumir un papel. "No soy yo. Esto es obra del demonio", afirmó. Se puso furioso y cuatro policías debieron controlarlo. Allí dijo una frase reveladora: "No se preocupen, estoy en estado de emoción violenta". Desde el piso, seguía lanzando patadas hacia donde estaba el cuerpo de su esposa. "Por favor, agua; estoy deshidratado. Me tragué el anillo. Lo tengo en la garganta. Agua, y el Señor los va a perdonar", gritó dirigiéndose a los policías que lo sujetaban. Los alaridos de Pablo Amín se escuchaban desde la calle.

¿Porqué Pablo Amín mató a su mujer? Es el interrogante que no tuvo una respuesta satisfactoria en todo el proceso judicial. Se dijo que competían demasiado en el propio trabajo al punto de convertirse en rivales y luego en enemigos. Se habló de infidelidades de él y reproches de ella o al revés. Se dijo que él tenía celos. Concretamente, jamás se conoció la razón de esta atrocidad cometida contra María Marta.

En septiembre de 2009, tras un inédito proceso judicial en el que él trató de hacerse el loco, finalmente Amín fue condenado a prisión perpetua por homicidio con ensañamiento. Y también dijeron que había simulado locura para engañar a la administración de justicia y lograr la impunidad o una pena menor. El fallo fue confirmado por la Corte Suprema de la Nación en septiembre de 2011. 

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