El Club 20 de Febrero: una historia polémica detrás de la institución

A 160 años de su fecha de fundación, el prestigioso Club 20 de Febrero, continúa con sus prácticas que datan del año 1858. Ente ellas, y una de las más notorias es falta de igualdad de género.

En la tradicional casona ubicada a los pies del Cerro San Bernardo, funciona un club social de élite. En pleno siglo XXI, donde las ideas nuevas cada vez florecen más, y donde Salta se ve constantemente interpelada por su nivel de conservadurismo, el Club 20 todavía no admite a las mujeres como socias plenas en pie de igualdad a los hombres.

Como si esto fuera poco, en medio de un contexto donde la sociedad parece avanzar hacia la igualdad de género, el Club 20 se resiste a acabar con la tradición y la costumbre de marginación a las mujeres. Resulta descabellado pensar que al día de hoy, año 2018, las mujeres del Club no puedan votar en el sistema de admisión de nuevos socios.

Un ejemplo concreto de esto, además de la membresía, es el hecho de que dentro de la casona habrían espacios y ambientes donde las mujeres no podrían ingresar, tales como un bar o una sala de juegos. Su lógica es simple, los socios son los hombres, y adentro encuentran espacios de exclusividad para ellos y sus reuniones.

Prácticas como estas, datan del siglo XIX donde la mujer tenía un rol secundario. Hoy por hoy, Salta ha cambiado, pero no así el Club y su entorno. La situación parece ser natural entre las mujeres salteñas que históricamente aceptan con la cabeza baja costumbres de marginación o sumisión. Como puede entenderse, en los dos primeros siglos desde su creación (XIX y XX), dentro de "la tradición", era muy común que existieran espacios exclusivos de hombres, tal como este club social.

Desde 1956, tras haberle comprado la casa a Dn. Carlos Durand Guasch, en los pies del monumento guemes, funciona la cuna de la elite salteña con ciertas reglas atipicas para la evolución que Salta ha adquirido en todos estos años.