Del horror al reconocimiento mundial: UNESCO distinguió el museo de la ex ESMA

El edificio de la ESMA es uno de los que más historias de horror se produjeron durante el tiempo de la dictadura militar. Las paredes del lugar escondían el mayor centro clandestino de detención del país, donde se cometieron delitos de lesa humanidad que jamás se olvidarán. Hoy el predio refleja otros colores, ya que fue reconvertido en un museo que obtuvo el reconocimiento mundial por parte de la UNESCO. 

Por la ESMA pasaron cerca de cinco mil secuestrados, según un registro que no fue materializado. Todos fueron torturados, en cautiverio en condiciones terroríficas, para luego ser asesinados maneras diversas. Una de las peores era -en la jerga de los represores- la "pentonaval", la anestesia que le aplicaban a los detenidos antes de cargarlos en un avión y arrojarlos, vivos, al Río de la Plata o al océano Atlántico.

Fue a la ESMA donde fue a parar el cuerpo baleado del escritor Rodolfo Walsh, figura de la dirigencia montonera, ya disidente con la jerarquía guerrillera; y también donde estuvo Norma Arrostito, fundadora de la guerrilla peronista "Montoneros". A Arrostito, las fuerzas armadas la dieron por muerta en un enfrentamiento en diciembre de 1976. No era verdad, ni el enfrentamiento, fraguado, ni la muerte de Arrostito. Fue salvajemente torturada, la desfiguraron a golpes y la exhibieron, como trofeo de guerra, ante delegaciones de las otras fuerzas armadas y ante los propios cautivos. 

Un domingo de enero de 1978, los testimonios citan al oficial Jorge Acosta, cabeza del Grupo de Tareas 3.3.2, la "unidad operativa" de la ESMA, le aplicaron una inyección letal. Su cuerpo fue arrojado a las aguas en uno de los vuelos de la muerte.

El horror de la ESMA quedó revelado por los duros testimonios dados por quienes pasaron por ese campo de concentración y sobrevivieron a la tortura y al capricho de los verdugos. 

La UNESCO ha declarado al Museo de la ESMA patrimonio de la Humanidad. Es una manera de reafirmar el viejo axioma griego, o persa, o romano, a quién le importa eso ahora, que pedía: "Que le arranquen un ojo a quien recuerde el pasado. Y los dos a quien lo olvide". / Nota editada con fragmentos del artículo publicado por Infobae.