Gustavo Ruiz

Crisis santa

Muratore debería renunciar a la presidencia de Juventud

Si es que el equipo queda fuera de competencia esta tarde, el polémico titular debería dar un paso al costado. Resistido por la mayoría de los socios, agobiado por problemas de salud y soportando una brutal campaña en su contra, no tiene demasiado sentido seguir.

José Pepe Muratore es polémico en su esencia misma. Soberbio, altanero, prepotente y caprichoso, viene resistiendo, atrincherado en su sillón presidencial en Juventud Antoniana. No importa lo que haga, una parte del padrón de asociados siempre levantará el dedo acusador por más que ayude a un viejito a cruzar la calle.



Un ejemplo: el viaje a Puerto Madryn tuvo un costo cercano a los 340 mil pesos. El Gobierno colaboró con 60 mil y el resto salió de cheques personales que el directivo tuvo que cambiar con gente conocida. Muratore anduvo rasguñando plata por todos lados, y sin embargo se lo acusa que le pagó el viaje en avión a 30 barras de Juventud. “El viaje lo pagamos nosotros”, le dijo uno de estos hinchas a Tiro Libre, mostrando las facturas de la compra.



Muratore tiene el cuero grueso. Lo tratan de “ladrón” en el club. Lo acusan de negociados con los jugadores y denuncian que jamás presentó un balance. Sin embargo sigue, contra viento y marea, soportando una campaña en su contra que nace en las redes sociales y cuyos autores intelectuales no dan la cara.



Cuando organizó el Festi Santo hubo una movida en las redes con la siguiente sugerencia: “No vayan al festival porque es como darle la plata a Muratore”. Los que hicieron esto no se dieron cuenta (o quizás si) que al daño se lo hacían al club, no a su presidente.



Seguramente, todos los que participan de esta campaña deben tener la solución para ver crecer al club, ya que afirman que el Santo está estancado con esta dirigencia, amén de los fracasos deportivos.



Muratore seguirá siendo polémico más allá de la decisión que tome. Porque si se queda será “para seguir haciendo daño”. Y si decide marcharse, “¿viste que te dije?, ahora nos deja en banda?” Muratore debería evaluar si vale la pena exponerse de esta manera, descuidando su familia en una tarea que no tiene ni retorno y mucho menos reconocimiento.



La renuncia es el camino para dejar hacer a los que tienen soluciones o para liberar de su polémica figura al club. Por ahí el socio tiene razón y sin Muratore el club saldría del pantano. O quizás no. Eso se sabrá recién cuando Pepe Muratore deje las riendas en otras manos.



Por lo pronto solo resta esperar a ver qué ocurre en las próximas horas, si es que Juventud queda fuera de competencia, claro. Allí se sabrá que hará su presidente: si resistir o alejarse  para que el socio que no lo quiere se de con el gusto de ver a Juventud liberado de su polémica figura.

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