Víctor Arancibia

Dr. en Comunicación- UNSa
Operaciones mediáticas

Las trampas del discurso y la lógica del Gobierno

En una semana en la que el gobierno de Cambiemos ha sufrido varios traspiés debido a, como le gusta llamar a algunos de los medios aliados a su política, una serie de "errores no forzados" se han puesto en evidencia más que nunca las operaciones mediáticas y discursivas del Gobierno Nacional. Esto terminó de confirmarse con la conferencia de prensa del propio presidente.



Cabe recordar que uno de los éxitos de la campaña presidencial del macrismo fue poner en circulación un juego de imágenes que apelaban a la utopía de todo ciudadano. Se habló de conseguir la felicidad, se prometió que los trabajadores no paguen impuestos a las ganancias, se proponía un futuro donde se podía gozar de la inexistencia de la pobreza, un futuro en el que no habría despidos y donde la corrupción iba a desaparecer de las prácticas políticas de gubernamentalidad… y se pueden seguir mencionando muchas más. Esto se logró, además, mediante el acercamiento de las imágenes del presidente a las representaciones sociales más asentadas en el imaginario por medio de la construcción de discursos visuales y verbales que tuvieron una gran eficacia: la sonrisa permanente, la foto de la familia perfecta, la supuesta humanización de las prácticas políticas, la utilización de una retórica más "popular y llana".



Las idas y vueltas que tuvieron las medidas tomadas por el gobierno y la aparición de videos en la que funcionarios muestran las formas de tratar de "engañar" a los opositores tiene entre sus víctimas a la estrategia discursiva misma ya que pone en cuestión y devela las operaciones constructivas haciéndolas más evidentes. En el caso de la utilización del "error" como eufemismo, por un lado, da cuenta de la estrategia misma del disimulo y, por otra, abona la debilidad de un gobierno que necesita paradójicamente fortalezas. En primer lugar, porque ya lo había dicho varios funcionarios en sus declaraciones: son medidas pensadas y planificadas que luego se trata de justificar con dos imágenes muy valoradas por la sociedad ‘el aprendizaje’ y ‘la humildad’. En un caso se apela a la idea de que ‘estamos aprendiendo’ con un costo alto tanto económico como social. En el otro caso, ‘hacemos y nos equivocamos’ -como lo sostiene el mismo presidente- intenta apelar a la figura de una persona que reconoce los errores. Pero, como siempre, las palabras no nos permiten decir todo lo que queremos pero a la vez nos hacen decir más de lo que quisiéramos. En ambos casos, hay otras lecturas posibles. Una de las lecturas posibles es que en el gobierno no hay convicciones, en ninguno de los discursos que justifican ‘los errores’ se hablan de ideas y menos de planificación estratégica o de acciones en un proceso que tiene ideario y planificación. La figura de un gobierno a la deriva e improvisado parece ser la nueva imagen que emerge de esta maraña de discursos de la última semana. En ese sentido, parece que el resultado de las acciones de gobierno se aproxima a lo que decía Roque Narvaja en una vieja canción: "hay fracasos que parecen crímenes organizados".



Sin embargo, la imagen del ministro de educación explicitando la estrategia del engaño completa una serie iniciada casi en el mismo momento en que asume el gobierno de Cambiemos: la del engaño. La estrategia del amague y de la mostración de un costado para hacer otras cosas fue clara. La imagen del presidente aparentemente viajando en colectivo como un "hombre de a pie" y presentada por el mismo gobierno como real se contrapuso con los registros del montaje publicitario; la frase de campaña de eliminar el impuesto a las ganancias después fue una modalidad "equivocada" para expresar lo que se pensaba, las promesas de pobreza cero se diluyen en el tiempo porque es imposible cumplirla en cuatro años y ahora se necesitan veinte, la "lluvia de inversiones" ni siquiera ha logrado regar un plantita, las imágenes presidenciales de un hombre preocupado por la gente mientras descansa en lugares lujosos y durante más tiempo que cualquier otro trabajador, se sostiene que se va a promover la educación y luego se subejecutan presupuestos o se recortan los aportes para el desarrollo científico, entre muchas otras son la muestra clara de la estrategia que hace diferir lo que se dice de lo que se hace.    



 Lo queda claro luego de esta semana, además de las consecuencias sociales políticas y económicas de las medidas que se toman, es que hay una sistemática del uso de un tipo de discurso que no condice con las lógicas de las medidas que se toman. Pero, al fin de cuentas, sea por que se equivocan o porque lo planifican "el país se desmantela como quien retira un plato", como dice la misma canción titulada "Fracasamos" que mencionamos al comienzo.

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