Viernes 13: la razón por la que muchas personas amanecieron con miedo

Al igual que el martes, el viernes 13 es uno de los días menos queridos por toda la historia que encierra detrás y por el esfuerzo de los más supersticiosos para no caer en la tentación de este día y no estropearlo, lo que sería fatal.

Desde hace años y años se creía que el viernes 13 era un día de mala suerte. Tanto así que este día fue el creador de una sociedad secreta a finales del siglo XX; de una novela de principios de siglo. Hasta la aparición de términos referentes al miedo de este día en concreto.

Estas palabras tan imposibles como paraskavedekatriafobia y friggatriskaidekaphobia describen el temor hacia el viernes 13. Un número que los más escépticos no podrán ni nombrarlo.

Este día, los que se tomen tan en serio la mala suerte con los números del calendario no podrán pasar por debajo de una escalera, cruzarse con gato negro o romper un espejo. No se sabe cuándo comenzó con exactitud, pero el miedo a ese número en particular está arraigado desde hace siglos.

El día anterior, 12, tiene un significado contrario

En las culturas occidentales, el día 12 era un día dedicado a la integridad: el número 12 con la integridad, 12 días de navidad, 12 meses del zodiaco, 12 trabajos de Hércules, 12 dioses del Olímpico y tribus de Israel.

Se cree que todo comenzó en la Última Cena, donde dio lugar una superstición: se dice que 13 comensales en una mesa era un mal presagio, como coqueteando con la muerte.

Según algunas encuestas, el 25% de la población de occidente se considera supersticiosa. Y aquí tenemos muchas vías para burlar a estas malas energías: cruzamos los dedos, tocamos madera, evitamos pasar por debajo de una mesa, etcétera.

Origen del viernes 13

En la Edad Media el rey Felipe IV de Francia, con el apoyo del papa Clemente V, ordenó las redadas para detener a todos los Templarios del país el viernes 13 de octubre de 1307, hecho al que se atribuye la leyenda de los malos augurios asociados a este día de la semana cuando cae en 13. El asalto a los templarios alcanzó una gran notoriedad a causa de las escabrosas acusaciones que se les imputaron, la tortura a los que los sometieron los inquisidores.