Se cumplen 4 años del bestial crimen de Zoe: la nena que vivió un calvario
Zoe tenía solo 4 años. Fue golpeada brutalmente por su madre y un falso pastor, y luego la quemaron viva para ocultar el crimen. La Justicia condenó a ambos a prisión perpetua.
Una historia de horror y abandono terminó con un fallo que, aunque no repara el dolor, trajo algo de alivio para una familia devastada. Después de 52 audiencias y más de 100 testigos, la Justicia riojana condenó a prisión perpetua a Gimena Julieta Córdoba y a Andrés Bustamante, por el brutal asesinato de Zoe, una niña de solo cuatro años que fue golpeada salvajemente y luego quemada viva el 13 de noviembre de 2021 en el barrio Loteo San Andrés.
Zoe murió asfixiada por inhalación de humo, inconsciente a raíz de los múltiples golpes que había recibido en la cabeza, costillas, mandíbula y brazo. La madre, con la ayuda del falso pastor evangélico, intentó ocultar los signos del maltrato incinerando su cuerpo. Las pericias forenses fueron escalofriantes, la nena todavía estaba viva cuando fue prendida fuego.
El desenlace fue tan trágico como evitable. La familia paterna de Zoe había denunciado al menos siete veces los maltratos a los que la niña era sometida, pero las advertencias fueron ignoradas por las autoridades. La restitución a su madre biológica -que la había abandonado cuando tenía solo cuatro meses- se concretó sin evaluar el riesgo. El apellido materno, y no el del padre, pesó más que los antecedentes de violencia.
"Nosotros sufrimos mucho en todas esas audiencias, escuchar todo lo que le hicieron fue tremendo", expresó con dolor Oscar Rodríguez, abuelo paterno de la víctima. El abogado Javier Ferreira, de la ONG Ayuda a Víctimas de Violación (Avivi), que acompañó a la familia durante el proceso judicial, aseguró: "Se hizo justicia, pero nada repara ese daño. No hay condena suficiente para semejante atrocidad".
La jueza Karina Cabral, visiblemente afectada, reveló que Zoe no gritó cuando la prendieron fuego porque estaba inconsciente, y remarcó que "ellos creían que ya estaba muerta, pero no lo estaba".
La vida de Zoe estuvo marcada por la pobreza extrema, la negligencia del Estado y la crueldad. Su madre vivía en condiciones miserables, era adicta a las drogas y ejercía la prostitución. El pastor que colaboró en el crimen pagaba el alquiler de la vivienda donde ocurrió todo.
PRIMERO TOTURA Y Q AGONISEN ESTOS HIJOS DE MIL PUTA
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