¿Quién nos cuida?

Policía debía proteger a una menor, pero la violó: pasó en este lugar de Salta

La víctima quedó expuesta tras una discusíón familiar. La abuela quiso tapar todo por "vergüenza".

Pedro Sergio Daniel Córdoba fue condenado por un hecho ocurrido en septiembre de 2020, en la Comisaría Séptima de la ciudad de Salta. Se trata de un ex policía que debía proteger a una menor, pero lejos de eso, perpetró el más cruel abuso sexual. La denuncia fue presentada por la madre de la menor damnificada.

La víctima relató que se encontraba en la casa de su abuela paterna, con un amigo, jugando un juego de mesa. En ese momento llegó su padre y le reclamó el hecho de que lo hubiera hecho entrar. Eran como las 20. Poco después llegaron dos policías, al parecer alertados por su papá. Al ver que el muchacho era conocido suyo, los oficiales se dispusieron a retirarse pero entonces su padre quiso pegarle y ella salió afuera a pedirles ayuda. Ante esto, el hombre se ofuscó, tomó el auto y se fue dejando a su hija en la calle.

Los policías le dijeron que no podían dejarla sola porque era menor de edad. Ella decidió llamar a su abuela materna y le respondió que pasaría a buscarla a la Comisaría Séptima, que la espere ahí. Los dos oficiales la trasladaron a la dependencia, donde se encontraba el imputado de servicio. La dejaron con él y se fueron.

La damnificada relató que Córdoba le ordenó que se sentara. Ella tenía puesta una pollera de jean y él le miraba las piernas. Luego la llevó a una habitación ubicada al fondo de la comisaría. Ahí comenzó a tocarla en sus zonas íntimas, mientras miraba por la ventana vigilando que no llegara nadie. Finalmente la accedió carnalmente.

La víctima refirió que ella se quedó paralizada, no sabía cómo reaccionar porque tenía miedo. Su celular tenía poca batería pero logró encenderlo y grabó un audio que luego le envió a un amigo. En la grabación ella le pide que la deje y le advierte que estaba entrando alguien, para que él hable y quede registro de su voz.

Después de abusar de ella, la sacó de la habitación. Al rato llegó su abuela materna a buscarla y se fueron. Ella le contó lo que le había pasado, pero la mujer le sugirió que guardara silencio para no pasar vergüenza. A los dos o tres días decidió hablar con su madre, quien radicó la denuncia.


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