Dolor absoluto

El crimen de Marcos Spedale: tenía 16 años, lo mató a golpes una patota de "chicos bien" y están todos libres

En medio del juicio de Fernando Báez Sosa, todos los recuerdos de aquella madrugada trágica del 8 de enero de 2005 vuelven a estar en carne viva.

El próximo domingo se cumplirán 18 años del crimen de Marcos Spedale en la provincia de Córdoba. La víctima, que entonces tenía 16 años, fue atacado a la salida de un boliche por una patota de "chicos bien" y lo asesinaron a golpes, trompadas y botellazos. 

Eran 7 contra 1, y actualmente se encuentran todos en libertad. "Marcos debería haber filmado su propia muerte para que fueran presos", dijo el papá del adolescente asesinado.

A días de que se cumpla un nuevo aniversario sin su hijo y en medio del mediático juicio por el homicidio, casi calcado, de Fernando Báez Sosa, todos los recuerdos de aquella madrugada trágica del 8 de enero de 2005 vuelven a estar en carne viva. "El dolor por la muerte de un hijo no tiene nombre, se lleva hasta el último día", remarcó Héctor Spedale, profundamente movilizado.

El crimen de Marcos

La fatalidad encontró a Marcos cuando salió con sus amigos de un local bailable ubicado en el barrio Cerro de las Rosas. Era una noche de verano y los chicos decidieron volver caminando, pero en el trayecto se toparon con otro grupo de adolescentes, de entre 16 y 21 años, y se desató la locura.

Después de varios insultos y provocaciones que no obtuvieron respuesta, uno de los agresores golpeó al amigo más chico de Marcos. "¡Por qué le pegás, no ves el tamaño que tiene!", le gritó la víctima. Esa intervención, aunque noble, fue su sentencia de muerte.

"Marcos murió en su ley", afirmó Spedale en diálogo con este medio, haciendo referencia al espíritu leal y conciliador de su hijo, al salir en defensa de su amigo y ponerse a sí mismo en peligro. La paliza que recibió duró un par de minutos, pero fue letal.

"Como a una bolsa de basura"

El rol de los testigos fue clave para reconstruir la tragedia en esa época, donde todavía no se contaba con los mismos recursos que actualmente ofrece la tecnología. Justamente una joven, que al momento del hecho estaba en la vereda de enfrente en una parada de colectivos, contó que a Marcos le pegaban "como si fuera una bolsa de basura".

El juicio, "una vergüenza"

Los siete acusados, de los cuales solo dos eran mayores de edad, llegaron a juicio en 2006. La Cámara 10ª del Crimen de Córdoba condenó a 15 años de prisión al principal acusado, Ramiro Pelliza, de 21, por el delito de homicidio simple.

En tanto, Federico Carranza, de 19 años, fue absuelto por el beneficio de la duda. El resto de los involucrados quedaron a disposición de un Juzgado de Menores, que los condenó a 6 años de prisión por considerarlos coautores de "homicidio simple con dolo eventual", y los dejó en libertad.

Pelliza fue el único de los imputados que hizo uso de sus últimas palabras. Antes de la lectura del veredicto, pidió disculpas por lo ocurrido y aseguró que no había tenido intención de matar.

"El juicio fue una vergüeza", sostuvo Spedale, y detalló: "Las cosas que tuvimos que escuchar, las pruebas que desaparecieron". También el manto de protección que se desplegó alrededor de los jóvenes acusados. En ese sentido, apuntó: "Los agresores se refugiaron en una estación de servicio y uno de ellos descartó su remera ensangrentada en un boliche".

Por otro lado, agregó Spedale, la ropa ensangrentada de su hijo la escondieron en la casa de uno de los propios agresores, cuya familia tenía vínculos con el Poder Judicial, y no fue valorada como prueba.

El único condenado, Pelliza, tendría que haber permanecido en la cárcel hasta 2021, pero solo estuvo ocho años preso y quedó en libertad. A fines de 2013, sin embargo, volvió a tener problemas con la ley: en esa oportunidad por golpear a su novia embarazada, que perdió el bebé.

Sobre el dolor, una nueva tragedia

La mamá de Marcos murió en 2017. La mujer tenía diabetes y, según indicaron los medios locales, se descompensó mientras tomaba sol en el jardín de su casa, cayó a la pileta y se ahogó.

El día de la sentencia la mujer, Silvina Beatriz Piedra, se lamentó: "A Marcos lo volvieron a matar; no hubo una condena ejemplar para evitar que esta banda volviera a la calle".

Las similitudes con el crimen de Báez Sosa

"El caso de Fernando (Báez Sosa) nos remueve todo", indicó Spedale, conmovido. Entre tantas similitudes, el papá de Marcos destacó que ahora, a diferencia de cuando se llevó a cabo el juicio por el crimen de su hijo, las filmaciones permitirán determinar con mayor facilidad el grado de responsabilidad de los acusados y llegar a una condena.

Es inevitable para Héctor ponerse en el lugar de Silvino Báez y Graciela Sosa, los padres de Fernando. Por eso, envió un mesaje dirigido a ellos: "Le pido a Dios que les de fortaleza porque recién empieza, van a ver muchas inmundicias en este juicio". "Falta mucho y es durísimo", manifestó.

"El dolor no se va"

Después de casi dos décadas, Héctor Spedale convive con "una sensación de que no se hizo justicia". El mismo tiempo, sabe que con su compañera, la mamá de Marcos, hicieron todo lo que estuvo a su alcance. Y entonces llegó un punto, en el que simplemente decidieron dejar de apelar. "Te resignás, solo faltaba que tuviéramos que pagarle nosotros a los abogados de los que mataron a mi hijo", subrayó.

Cuando ocurrieron los hechos, Héctor tenía dos hijos mayores, de una pareja anterior, y los tres hijos en común con su esposa, Silvina, de los cuales Marcos era el mayor. "Él era como un ídolo para sus hermanos, tenían solo 13 y 14 años cuando lo mataron", apuntó.

Marcos era un apasionado por los autos de carrera. Su sueño, contó el papá, era poder "comprar con sus ahorros un Fiat 600 para arrelgarlo y poder correr". Los siete jóvenes que lo atacaron en grupo cobardemente le frustraron ese sueño, y toda la vida que tenía por delante. Tan sencillo como irreversible. "No hay mucho más...el dolor no se va", concluyó Spedale.

Fuente: TN

Esta nota habla de:

Comentarios

Tucomentario

Nombre

Más de Policiales