Emi Alonso

Columnista
Atentado al ambiente

Atropello de áreas protegidas y un extraño apuro de saltar etapas para un mega hotel

La disputa, desarrollo versus ambiente enfrentó a vecinos, concejales y funcionarios.

Entre muchos dichos y gran incertidumbre, un mega proyecto hotelero se presentaba en sociedad como el Complejo Turístico Tres Cerritos. Con la duda de algunos concejales instalada, se supo que este proyecto tuvo el visto bueno sobre su Estudio de Impacto Ambiental y Social (EIAS) en el Ejecutivo Municipal, y que entre varias observaciones hechas por el área de Obras Públicas se esperaba una categorización del impacto de este proyecto. Deberían clarificarlo entre bajo, mediano, o alto impacto.

Lo curioso fue encontrar una serie de restricciones, que dificultan la instalación de un complejo de estas características en ese lugar de la Ciudad de Salta. Recordemos que el lugar es el pie de lo que conocemos como el Cerro de la Virgen, al cual se accede por Av. Del Golf. El lugar se encuentra clasificado como un Área Especial de Interés Ambiental - Parque Natural (AEIA-PN), refiriéndonos al uso de suelo, la discusión también lo expuso como una Reserva Natural (RN), lo cierto es que cualquiera de estas, solo permite ciertas actividades, que claramente no incluyen un complejo hotelero, por lo que las limitaciones empezaban a demostrar una serie de irregularidades.

Es sabido que las ordenanzas municipales no pueden contradecir leyes provinciales y lo mismo con las nacionales. La Ley de Bosques establece importantes limitaciones a la hora de pretender desarrollos sobre áreas protegidas, en nuestra provincia la Ley 7543 para el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) clasifica esta zona como protegida por estar incluida en la Categoría II, pintada de color amarillo, principalmente por su condición boscosa, preservación de flora y fauna, como así también la pendiente de la ladera del cerro, que supera ampliamente el 15% marcado por esta categoría. El principio de la protección de bosques establece que no se puede recategorizar un área para arrasarla, sino todo lo contrario, solamente está permitido reforzar la protección pintándola de rojo. Aun así, el EIAS pasó y sin una medida establecida en relación a su nivel de impacto.

Otra de las discusiones fue la cota 1225, una limitación para construir a determinada altura que bastante poco se respetó en nuestra ciudad, y muchos utilizan las violaciones anteriores a la normativa para avalar una vez más el atropello, se dice que con una circular habrían evitado esta restricción.

Pese a todo esto la discusión estalló, y la presión de los medios expuso algunos detalles llamativos del apuro de algunos por dar curso al proyecto. En representación del desarrollo inmobiliario conocimos a Hernán Correa, autodefinido en su LinkedIn como gerente administrativo del Grupo Ragone, quien a capa y espada defendió la obra asegurando que "todo está en regla". El Grupo Ragone maneja dentro de su núcleo de negocios, inmobiliarias, emprendimientos agrarios, y otros de similares características.

Pasemos en limpio el camino que debía trazar el proyecto. Habiendo conseguido la resolución de ambiente sobre su EIAS, con la devolución y observaciones de Obras Privadas, debía ser categorizado en su nivel de impacto y por tratarse de un AEIA-PN o AEIA-RN se tendría que haber convocado a la ComDUA para un análisis profundo. Aquí es donde intervino el Concejo Deliberante, y la Comisión para el Desarrollo Urbano Ambiental (ComDUA), órgano consultor creado específicamente del que participan más de 20 organizaciones con diferentes especialidades, se enteró, quizás a través de los medios, de la existencia de este posible mega hotel.

De haber sido revisado por el organismo mencionado, resta convocar por lo menos 2 audiencias públicas para conocer la palabra y opinión de los vecinos, quienes serían los principales afectados por este Complejo Turístico. La discusión de nuestros representantes lo trabó.

Me atrevo a decir que los vecinos son los más perjudicados por dos motivos. Principalmente quienes viven al lado, deberán sobrevivir a la edificación, que según afirma el desarrollador solo sería del 25% del predio que tiene 4.1 hectáreas aproximadamente, y a los concretos daños que esto produzca, para siempre, en el ecosistema que actualmente da vida a esa parte del barrio Tres Cerritos. El segundo motivo, es que el proyecto cuenta apenas con la perfectibilidad de servicios, lo cual no es definitivo y también tiene particulares observaciones por parte del gerente de Aguas del Norte.

Según un párrafo de la prefactibilidad del servicio de agua y cloaca, leído por la concejal Socorro Villamayor durante la última sesión ordinaria del Concejo, hace alusión a que se necesitarán nuevas obras ya que con el actual servicio -del barrio Tres Cerritos-, las "unidades funcionales" no podrán disponer del servicio. Aquí nos llama la atención otra particularidad, el proyecto en la empresa prestadora no se presenta como "hotelero" sino que solicita el certificado para más de 150 unidades funcionales, lo que tranquilamente podría pensarse en lotes. Otro perjuicio a los vecinos quienes deberán costear las obras públicas que demande la urbanización.

El negocio inmobiliario

Todo lo descrito hasta aquí deja un manto de sospecha sobre un Desarrollo Urbanístico y no así un Complejo Turístico. Tengamos en cuenta que años atrás se intentó avanzar sobre el mismo predio pero justamente con un Desarrollo Urbanístico, que fue rechazado y en la actualidad estamos hablando de un mega hotel.

Asimismo, la económica inscripción de la compra del inmueble suma algunas dudas más. En el año 2015, Correa habría comprado la propiedad a la empresa Tres Cerritos S.A., por apenas 350 mil pesos, más tarde Javier Alderete, ex intendente de la Ciudad de Salta, se habría hecho con el 46% del terreno por apenas 150 mil pesos. En esos años podríamos relacionar este último importe con el precio de un auto de gama media o baja, por lo que alrededor de 2 hectáreas en esa zona por tal monto, sorprende a cualquiera.

Cabe recordar que Tres Cerritos S.A. es la misma empresa que donó las primeras 32 hectáreas con las que María Livia Galliano dio curso a los pedidos de la Virgen del Cerro de instalar su ermita muy cerca de este lugar. Esta información surge de una investigación hecha por Sandra Carral Garcin y Franco Hessling que se plasmaría en su libro "La Virgen del Cerro - Refundar el mito". Así también el autor, relaciona a la empresa con Florencia Lacroze, encargada de Peregrinaciones Salta, organizadora de viajes turísticos religiosos al santuario que conduce María Livia, autoproclamada mensajera de la virgen en Salta.

Área protegida, pero no tanto

Tras el escándalo y la información dada a conocer, el secretario de Obras Públicas Municipales, Wanny Caramella, manifestó que el Ejecutivo no autorizaría la destrucción de esta zona protegida, echando tierra en el proyecto, lo cual puso paños fríos a la situación y transmitió tranquilidad a los vecinos.

Ciertamente, las intenciones de los desarrolladores no han cesado, y la discusión en el Concejo Deliberante continuará con opiniones bastante divididas e intereses diferentes. Resta esperar que los representantes den lugar a las audiencias públicas para escuchar a los vecinos, sus representados. 

Por último nos hacemos una pregunta, ¿es considerable la destrucción del ambiente por el discurso de algunas fuentes de trabajo, o será más factible concretar el desarrollo donde no dañemos lo que necesitamos para seguir vivos?.

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