Cristina, la Corte y la pobreza que nos devora en silencio
La Corte de Suprema definirá esta tarde si termina con los 30 años de carrera política de Cristina Fernández de Kirchner.
Otra vez Cristina Fernández de Kirchner. Otra vez la Justicia. Otra vez la escena política argentina girando en torno a un veredicto que, si bien puede marcar un hito institucional, no deja de eclipsar lo verdaderamente urgente: el hambre.
Hoy, la Corte Suprema de Justicia -con Horacio Rosatti a la cabeza- se reunirá a las 16 para definir el futuro judicial y político de la expresidenta en la emblemática Causa Vialidad. El fallo, que ya estaría redactado y distribuido entre los tres jueces del máximo tribunal, podría confirmar la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por corrupción en la obra pública.
Se especuló con una postergación. Incluso se habló de que los cortesanos no querían que "les marcaran la agenda desde la política". Pero finalmente Rosatti se inclinó por el ímpetu de Ricardo Lorenzetti, quien presionó internamente para fallar ya, motivado quizás por cuentas personales, como el rechazo en el Senado al pliego de su protegido Ariel Lijo, impulsado por la propia Cristina.
Así, el martes amaneció con una sola protagonista: CFK. Si irá o no a prisión. Si podrá jubilarse con fueros o sin ellos. Si volverá a ser candidata o será historia. Y mientras todos miramos hacia esa cúspide del poder y sus miserias, la base del iceberg, la que contiene a millones de argentinos, se hunde en la pobreza.
El dato es brutal. El Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE) de la Universidad Nacional de Salta estima que el 65% de los salteños vive en situación de pobreza. Y más grave aún: el 21% ya cayó en la indigencia. No es una estadística fría. Son los chicos que llegan al aula sin haber desayunado, los adultos que trabajan jornada completa y aun así no pueden pagar el alquiler, las familias que cortan la cena para estirar el almuerzo.
En este contexto, la canasta básica para no ser pobre superó en abril los $1.110.000 para una familia tipo, según el INDEC. Y para ingresar a la cada vez más inalcanzable clase media, hay que superar los $1.840.000. Una locura para cualquier trabajador del NOA, donde los ingresos promedian menos de la mitad.
Y sin embargo, todo gira alrededor de Cristina.
Sí, la Justicia debe avanzar. La corrupción no puede quedar impune. Pero es evidente que el uso político del fallo ya está en marcha, y que tanto oficialismo como oposición lo aprovechan para tapar la realidad social que ninguno parece dispuesto a enfrentar de fondo.
Porque mientras la Corte decide el futuro de una ex presidenta acusada de enriquecerse al amparo del poder, nadie parece dispuesto a discutir cómo vamos a revertir una matriz económica que condena a seis de cada diez salteños a la pobreza. Nadie habla de reindustrialización, de acceso al crédito, de sistemas fiscales progresivos ni de federalismo real.
Hoy Cristina ruega no ir presa. Pero en los barrios de Salta, lo que se ruega es llegar a fin de mes. Y ahí no hay corte que intervenga, ni agenda política que se detenga.