Franco Galeano

Maestrando en Ciencia Política

Los desafíos de la Salta que se viene

Existen problemas preexistentes a la pandemia que con ella se han agravado y adquirido una mayor atención.

El ejercicio que realizaré a continuación es sin dudas arriesgado, pero no por ello menos interesante. En las siguientes líneas vamos a imaginar un escenario en el que el mundo ha vencido la pandemia del covid-19, y empezamos a vivir una "nueva normalidad". ¿Qué desafíos encontrará nuestra provincia en este potencial escenario?

Existen problemas preexistentes a la pandemia que con ella se han agravado y adquirido una mayor atención. Estos exigen extrema agilidad por parte de la clase política, prolongarlos supone seguir postergando la provincia. Podemos hacer un breve racconto de dos de ellos: En primer lugar podemos hablar de la inclusión, Salta es la quinta provincia más pobre del país con casi la mitad de su población por debajo de la línea de pobreza; en segundo lugar, nuestro modelo productivo no explota al máximo nuestras ventajas y tampoco otorga incentivos a aumentar el valor agregado de la producción.

La inclusión

Salta no sólo es una de las provincias más pobres del país, sino que cada día es más pobre. El aumento de la pobreza no es sólo un número, son personas viviendo cada día peor. Tal situación no sólo demanda contención inmediata por parte del Estado, sino también un plan integral de formación profesional y educación que permita la posibilidad de ascenso social en el mediano plazo. La pandemia sin dudas actuó como un shock aumentando la pobreza, pero es una realidad que incluso los niveles pre-pandemia son preocupantes.

La inclusión también supone mejores servicios públicos como educación y la salud. Si algo ha mostrado la pandemia es el deficiente sistema de salud pública que posee la provincia, la salud no puede ser solo de los que puedan pagarla. Con el atenuante que en breve no sólo combatiremos la covid sino también al dengue. Con respecto a educación, la ausencia de recursos digitales obstaculizó un funcionamiento a distancia para alumnos de escuelas públicas.

Todas estas medidas, no hacen otra cosa que acentuar aún más las diferencias entre diferentes niveles socioeconómicos. Si dejamos de considerar por un momento lo indigno que supone vivir en una provincia donde casi la mitad de los que la habitan son pobres, pensemos en la practicidad: es de suponer que en el corto plazo los niveles actuales de pobreza van a aumentar la conflictividad suponiendo obstáculos para cualquier tipo de iniciativa por buena que sea. En otras palabras, sin inclusión no habrá desarrollo económico.

Matriz productiva

Hoy Salta posee dos grandes fuentes de ingresos: el turismo y la producción primaria, ambos aprovechados por debajo de lo que las posibilidades otorgan. Voy a ilustrar este punto con respecto a la producción primaria con un caso del pasado y otro del presente.

Un caso del pasado que ilustra el mal uso de la bonanza de recursos es el de la industria del petróleo en San Martín. El departamento San Martín supo ser uno de los más ricos de la provincia gracias a la pujante industria petrolera, los ingresos que inflaron las arcas del Estado nunca fueron redirigidos al establecimiento de infraestructura que potencie el desarrollo de otros sectores de la economía. Las inversiones en gas y petróleo dejaron de ser rentables en el departamento, vino una época de vacas flacas y hoy San Martín es un departamento que no puede garantizar siquiera el abastecimiento constante de luz y agua potable.

Por supuesto hay factores que no pueden controlarse, pero el desaprovechamiento de estas ganancias en épocas de vacas gordas debe servirnos de ejemplo de que no hacer si queremos que nuestra provincia no sólo crezca en números de habitantes.

Un caso del presente, que debe prender las luces de alarma, es el de la industria del litio. El litio supone una enorme fuente de ingresos para la postergada región puneña, pero a diferencia de Jujuy con la creación de JEMSE no existen intentos por parte de la provincia de intentar industrializar el litio y otorgar regalías más allá de lo que la recaudación de producción primaria otorga. La urgencia de la provincia por sanear las cuentas fiscales la empuja a pensar en el corto plazo resignando ganancias.

Otro aspecto que ilustran estas dos industrias es la casi nula participación del empresariado local en áreas consideradas estratégicas por la provincia, son en su mayoría inversiones extranjeras. A lo sumo los beneficiados por el litio pueden ser empresas locales, tomando mano de obra local que prestan servicios, pero la evidencia muestra que no son empresas salteñas las que realizan la exploración y extracción. Un plan de desarrollo a largo plazo debería contemplar el acompañamiento para la creación de un empresariado local pujante.

Sin dudas estos planes de desarrollo de explotación primaria demandan también conciencia ambiental, si hay algo que creo la pandemia va a dejar será una mayor conciencia ecológica. Esto no debe desconocer que la provincia no puede resignar las oportunidades que se le presentan al momento de crecer, sí que debe encontrar un equilibrio entre ambas demandas.

Resolver estos problemas no depende sólo de los intentos que haga el gobierno nacional, necesitan del ejercicio del poder por parte de la provincia y los municipios. Las estadísticas muestran que en muchos indicadores estamos peor que la media nacional; la experiencia, que sin un arduo trabajo de los actores locales los intentos de cambio son imposibles

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