Facundo Rodríguez

Que Pasa Salta
Buen viaje maestro

Se nos fue Daniel, el último caudillo de la Educación Pública

Murió Daniel Córdoba, el profesor que inspiró a cientos de jóvenes salteños a romper las barreras para poder superarse así mismos.

"La vida suele ser una caja llena de sorpresas", es una de las tantas frases sacadas de baúl. Nada menos oportunas para este momento. No existen fórmulas matemáticas que contabilicen los días que le queda de vida a una persona. La ciencia no pudo encontrarle la solución a todo en el mundo. Lo cierto es que detrás de todas esas fórmulas que le gustaba enseñar al Profe Córdoba se encontraba la sombra de su pasión a la docencia.

Aferrado a la idea de que la Educación debe ser Pública y que "la sabiduría viene de esta tierra", aportó todos los sábados, casi de manera ininterrumpida desde 1991 hasta la fecha, su taller de matemática y física en los anfiteatros de la Universidad Nacional de Salta. Jamás pidió nada para realizarlo, solamente la difusión para que muchos jóvenes se sientan atraídos por la propuesta y que se animen a superarse a sí mismos.

Miren si será poco el granito de arena que aportó a la enseñanza pública, que sus talleres ayudaron a que Salta tenga su primera Ingeniera Nuclear. Sus clases conmovían a cientos de chicos. Muchos solían madrugar los sábados para salir a tomar un colectivo a las 5 de la mañana para no perderse ninguna clase. Como será que inspiraba, que un joven de las comunidades originarias de Orán solía hacer más de 500 kilómetros para verlo al frente de un pizarrón. Era un docente que hablaba y explicaba como un padre a un hijo.

La última vez que charlamos, lo note cansado. Lo habían internado en una clínica privada del centro salteño. Preocupado por su estado de salud le pregunte qué enfermedad le aquejaba tanto. Se rió y queriendo esquivar el tema me dijo: "Hablemos de cosas importantes, vengan al taller y graben las clases. No me interesa mi enfermedad, me importa que todos conozcan la historia de cada chico".

Daniel era eso, primero el otro y después él. Perdón, primero el sueño y las ganas de superarse y al último los pases de factura que le reclamaba su cuerpo. Jamás pensé que era la última charla que íbamos a tener. Todavía no lo puedo creer.

Tus alumnos no solo te recordarán, te tendrán más vigente que nunca. Estoy seguro que tu legado no morirá jamás, ya que solamente mueren los olvidados.

Partiste a la eternidad y tu ausencia se sentirá en los fríos pasillos de la Universidad. "Mis clases son el único lugar en donde se reúnen todos los sectores sociales", solías decir. Jamás le erraste.

¡Que tengas un buen viaje profe! Ojalá nos volvamos a ver.

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