Las PASO, un ejemplo de cómo tirar manteca al techo en tiempos de vacas flacas

Mientras la política se encuentra en modo electoral y las maquinarias de campaña ya se pusieron en marcha, existe una sociedad que asiste atónita a un espectáculo dantesco que tuvo su momento cúlmine con los cierres de listas. Allí se terminaron de desnudar las miserias de una dirigencia que se aleja cada vez más de la ciudadanía y que se consolida como una auténtica casta.

A excepción del mundillo de la política y de los militantes más férreos, los armados de listas y el posterior cierre no prendieron en la sociedad. Alcanza con el ejercicio de consultar con el entorno más cercano para cotejar que son muy pocos los que saben verdaderamente lo que pasó ayer a la noche. Existen aflicciones demasiado acuciantes como para desviar la mirada y prestar atención a los tejes y manejes de la política. Lisa y llanamente, muchos piensan en cómo llegar a fin de mes y en cómo parar la olla día a día.

La rosca política existió siempre y no es novedoso. La particularidad de estas elecciones es la cantidad de coaliciones que coparon el escenario. Por ese motivo, sumado a la vigente ley de paridad, la confección de las listas se tornó más tenso. Todos quisieron llevar agua para su molino e inevitablemente hubo vencedores y vencidos. No obstante, este año se vivió en Argentina un hecho casi sin precedentes: las contradicciones de dirigentes que dejaron de lado la coherencia y saltaron de una vereda a la otra sin que se les mueva un pelo. Los ejemplos más emblemáticos fueron los de Sergio Massa y Miguel Pichetto. Los partidos políticos más tradicionales (PJ y UCR) quedaron vacíos de contenido ideológico. De esta forma, los nombres quedaron por encima de los mandatos históricos y doctrinales. Una crisis que parece terminal.

En ese contexto, se llevarán a cabo las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Un gasto innecesario y obsceno de miles de millones de pesos para que no cumplan su cometido original. Salvo contadas excepciones, los distintos frentes no utilizarán la contienda como una interna. Sólo servirá como radiografía de la opinión de los ciudadanos. Un termómetro del humor social. Una gran encuesta. En definitiva, una nueva burla de la corporación política a la sociedad.

En medio de esa poca representatividad de los políticos, se vislumbra una sociedad desencantada de las mismas caras de siempre. Poco recambio generacional teniendo en cuenta que en 2001 y 2002 el clamor era que se vayan todos. En realidad son los mismos de siempre, pero en distintos partidos. Un fiasco del que buena parte del electorado es cómplice. La poca memoria es una de las principales falencias de los argentinos.

La política se mueve en otro carril diferente al de la sociedad. Maneja otros tiempos. Se encuentra en otra sintonía, descontectada de sus representados. El cordón umbilical se rompió y constituye un verdadero problema ya que la política, en teoría, es el medio para transformar la realidad. Guste o no guste, el sistema democrático es el más saludable y en las urnas se premia o castiga a los políticos. Sin embargo, las alternativas escasean y no seducen del todo. Más bien se vota en "contra de".

Muchos desconocen que en Salta, por ejemplo, podrían llegar a votar hasta cinco veces este año ante un eventual ballotage en las presidenciales. Una cantidad que se explica por la decisión del Gobierno provincial de desdoblar las elecciones y que genera hartazgo en los votantes. Más aún teniendo en cuenta que es para elegir a los mismos de siempre que muy pocas veces solucionan los problemas reales.