Matías Isola

Que Pasa Salta
#Elecciones 2019

La grieta se comió crudo al peronismo federal y sólo quedaron migajas

El pase de Pichetto al macrismo y el regreso de Massa al kirchnerismo echaron por tierra la posibilidad de una alternativa competitiva y superadora.

Los movimientos que se consolidaron esta semana dejaron al descubierto la crisis política que vive Argentina. El pase de Sergio Massa al kirchnerismo y el de Miguel Ángel Pichetto al macrismo diluyeron Alternativa Federal y dinamitaron las chances de romper con la lógica predominante de la grieta. Además, expuso las debilidades de un espacio que no supo consolidarse como una tercera vía por impericia de sus dirigentes que optaron por hacer prevalecer sus aspiraciones personales por sobre el conjunto. En pocas palabras, Massa y Pichetto prefirieron correr con el caballo del comisario y no "pelearla" con la ya devaluada "ancha avenida del medio".

Pedir coherencia a esta altura del partido parece muy difícil en la política nacional. Si bien es cierto que los tiempos cambiaron y que las coaliciones electorales y de gobierno se imponen en el orden mundial (sobre todo en un país donde los partidos políticos volaron por los aires); no deja de ser cierto que en Argentina los saltos de una vereda a la otra se transformaron en moneda corriente y no precisamente de la mano de la ideología, sino más bien del pragmatismo. Ejemplos sobran de dirigentes que se camuflan como el camaleón y tejen alianzas con otros que hasta hace no mucho tiempo eran sus adversarios. En muchos casos, con el único fin de garantizar su subsistencia en la política: cargos, bancas, etc. 

El análisis va más allá de que el objetivo sea ganar en la política, algo lógico y loable. El tema es el cómo. ¿El fin justifica los medios? Parece que sí. Massa y Pichetto se fotografiaban con Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey y entusiasmaban a determinado sector de la sociedad. Ellos mismos alimentaban la teoría de que una buena parte del electorado estaba harta de la grieta y que quería otra opción. La convicción se disipó y a las pocas horas se fueron para un lado y para el otro de la grieta. ¿Los votantes? Bien gracias. La vergüenza no parece ser un atributo de algunos políticos.

Los únicos ganadores de estos deslizamientos fueron Mauricio Macri y Cristina Kirchner (compañera de fórmula de Alberto Fernández). La polarización se profundizó y las PASO oficiarán prácticamente de una primera vuelta electoral. En consonancia, la primera vuelta oficiará de ballotage. De esta forma, los candidatos que no están sumidos en la mentada polarización verán disminuidas sus posibilidades de hacer una buena elección ya que muchos de sus votantes se fugarán a ambos lados de la grieta para evitar que siga Macri o que vuelva Cristina. En cierta forma, el electorado se mantiene preso de esa lógica que resulta funcional tanto para el macrismo como para el kirchnerismo. Parece no haber lugar, al menos por ahora, para otras alternativas.

Por su parte, las partidas de Massa y Pichetto precipitaron una alianza entre Roberto Lavagna y Urtubey que hasta hace poco tiempo parecía improbable, sobre todo por la reticencia del economista de competir en una interna. Finalmente, se dará el gusto de ser candidato a presidente por Consenso Federal 2030 y buscará sumar votos desencantados de Macri y de Massa. Ese espacio contará además con votos peronistas no K, radicales y socialistas. ¿Les alcanzará? Parece muy difícil en un escenario signado por la polarización y la grieta. No obstante, Urtubey quedará bien parado ante el electorado por haber demostrado cierta coherencia y no salir corriendo ante el ofrecimiento de Cambiemos. Algo que no hizo Pichetto, ni tampoco Massa con el kirchnerismo. Si la jugada les sale mal, les costará mucho volver al espacio del centro. En pocas palabras, pusieron en juego sus carreras políticas.

En definitiva, los argentinos elegirán entre el pasado que quiere volver y el presente que quiere continuar. Dos modelos que se retroalimentan y necesitan mutuamente para monopolizar la escena política nacional. Mantienen la centralidad política y no permiten que otras alternativas superadoras emerjan. Ganará el que menos espanto genere en el electorado. El Frente de Todos buscará imponerse en la primera vuelta y Juntos por el Cambio tratará de forjar un ballotage. Mientras algunos festejen mantener sus cargos y otros se pasen factura, la Argentina seguirá con sus problemas estructurales a cuestas. La sociedad está harta de que sólo piensen en ganar elecciones y no en cómo gobernar. Las miserias de la política quedaron muy expuestas en estas últimas semanas.

Comentarios

  • mariano

    muy bien su analisis, es verdad, falto un poco del ya denostado radicalismo.saludos..!!

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  • Tupac

    En el análisis no encuentro al radicalismo. Si vamos a hablar de movimientos inescrupulosos de un partido a otro debería estar la alianza de los radicales con Macri, con la derecha que estaba en las antípodas de Alfonsín. Capas si indagamos ahí tenemos una posible respuesta a la inexistencia de una tercera opción competitiva que no sea ni Macri ni Cristina. Y si eso es correcto, la culpa de que no exista una tercera opción no es ni de Macri ni de Cristina sino la UCR.

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