Nicolás Martorell

Que Pasa Salta
Gran dolor

Geriátrico del horror: ¿cuántos abuelos habrán muerto y a nadie le importó?

Se sienten una carga para la familia por eso prefieren callar y sufrir en silencio.

El miércoles a la mañana visité el asilo de ancianos Hogar Sustituto, tras la viralización de los videos en los que se ve a los abuelos contar que son agredidos física y psíquicamente. Son personas que se sienten una carga y prefieren callar. Durante las visitas familiares, algo poco frecuente, no se animaron a contar nada porque la dueña, Marta Condorí, merodeaba de forma intimidatoria. Su presencia era oscura que con una mirada los obligaba a callar. 

Al hablar con "Don Tito", un hombre que bajó más de 30 kilos allí adentro, noté algo raro. Al principio, y estando la dueña del geriátrico presente, sostuvo que todo estaba bien e incluso llegó a decir que la encargada "era como una madre". Sin embargo, noté en su mirada un pedido silencioso de auxilio. Le pedí a la mujer que se retire y me deje conversar a solas con él. Todo mientras transcurría la transmisión de Que Pasa Salta. Bastó que Condorí se alejara y entonces me miró a los ojos y confesó con voz desgarradora: "La estamos pasando mal, por supuesto que nos maltratan. Necesitamos ayuda. Comunicate con mi familia"

De repente, imaginé a mi papá en frente o a mi mamá... incluso a mi mismo, dentro de unos años. Me paré y le prometí que los íbamos a ayudar.

Comencé a hablar con el resto de los abuelos y uno de ellos -Don Musa- contó que todos los días recibía cuotas de golpes en su cuerpo. "Me quiero ir ya. Prefiero estar bajo un puente. Avísenle a mi sobrino que me saque, que no venga sólo a buscar la jubilación", relató para luego contar que hacía más de una hora que estaba orinado y nadie lo ayudaba. "No hay ni papagayo acá", fue lo que gritó.

Ver a las abuelas amenazadas me partió el alma. Mujeres muy flacas que pasan todo el día sentadas en el mismo lugar solas, hasta que llega la hora de la comida y luego vuelven a sentarse. Y el tema de sus alimentos no es menor. Marina Guaimás, ex empleada del lugar y mujer que se animó a denunciarlos, dijo que comen "huevos fritos", "fideos" y "sopa de harina". Esta sopa es agua con harina, nada más. Todo en plato de postres. Y no olvidemos de Juan Carlos Orquera, el abuelo que falleció con un cuadro de "desnutrición y deshidratación" en 2016 tras salir de esa "cárcel".

¿Cuántos otros abuelos habrán muerto y nadie denunció nada porque la familia no veía las horas de sacárselos de encima?

Y acá aparece el Estado ausente. Un gobierno que hace oídos sordos y al que no le importa la vida de los adultos mayores. Este lugar tenía habilitación hasta el 2026.

¿Quiénes daban los permisos?, ¿Acaso no e daban cuenta de lo que pasaba?

El lugar estaba habilitado y uno al leer los papeles parecía un hotel cinco estrellas. Pero al entrar era todo lo contrario. Un lugar casi sin ventilación, oscuro y donde se sentía mucha tristeza. Hasta un cuarto con armas de fuego encontraron una vez que allanaron el lugar. Marta Condorí no es la única responsable, acá hay una cadena de personas y tienen que caer todos.

Cosas que me llamaron la atención:

Los castigos que recibían los abuelos, según contaron estudiantes de enfermería que trabajaron allí, no solo eran golpes sino también baldazos de agua en el patio cuando no obedecían al pie de la letra a Marta Condorí.

Todos los trabajadores manifestaron estar en negro. ¿Y el Ministerio de Trabajo de Salta?. No tenían ART y cobraban una miseria por estar 12 horas por día (seis mil pesos). A la mayoría no les habría pagado el sueldo.

"Teníamos 12 pañales para 16 abuelos. Sacábamos a escondida más cuando ella se iba porque sino era imposible atender a los abuelos". "Los podíamos bañar solo una vez a la semana", fueron dos cosas que también me llamaron mucho la atención.

No nos quedemos con la primera frase que dicen estos abuelos. Estaba a la vista que su estado no era bueno (muchos de ellos eran piel y hueso). No hagamos que se sientan una carga y exijamos al Gobierno que los controles sean reales y que no se dejen comprar por coimas.

¡NO ABANDONEMOS A NUESTROS ABUELOS!



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