Querido pro vida (versión verde o celeste)

Con toda esta vorágine que vivimos estos últimos meses, pero sobre todo con lo sucedido en el Congreso de la Nación, no me cabe otra reflexión en mi cabeza más que pensar la cantidad de veces que (tanto celeste como verde) nos hemos llenado la boca con la palabra - vida -. Carteles, escritos, reflexiones, discusiones por todos lados, apostando por la vida y la mejora de la sociedad (aunque de fondo entre ambos grupos, lean la - vida - desde una óptica distinta).

Este panorama, nunca antes visto me atrevo a decir, me resulta completamente revolucionario. 

No por la decisión de la posible legalización del aborto, sino más bien por la cantidad de personas preocupadas por la sociedad. Siempre consideré que nuestro mayor problema social es el -yo, me, mi, conmigo- y el completo olvido del -nosotros-.

Ahora bien, todos y cada uno deberíamos hacer un poquito de mea culpa y prestar atención al peso de la pasividad que carga cada uno en sus propias espaldas. ¿Pesado eh? Creo que la receta es bien simple: hacen falta menos opinólogos y más hacedores. Como todos sabemos, existe un país para sacar adelante, atravesado por infinitos problemas.

Entonces que lo vivido en estos días, sea solo el puntapié de todo lo que está por venir. Que sea un disparador que nos eche todos los baldazos de agua fría que nos hacen falta para saber que necesitamos argentinos con las mangas arriba, y los pies en la calle.

Hay que laburar con la misma energía que se opinó y se sostuvo: "Sí a la Vida!" para disminuir los índices de pobreza, para combatir la droga, para asistir a los niños huérfanos, a los abuelos olvidados en los asilos, para limpiar el basural en el que vivimos, para promover el respeto, combatir la discriminación, para ser intolerantes con la corrupción, las mafias, para combatir la "viveza criolla" y los infinitos problemas que tenemos en las narices día a día. La lista es eterna (...)

Realmente hay que tener agallas para haber salido a ventilar que estamos a favor de la vida (tanto posición verde como celeste). Ahora tengamos la misma valentía y coherencia humana para trasladarlo a donde realmente cuenta: la calle. No alcanza con la preocupación por todos los que la están pasando mal, hace falta definitivamente ocuparse. Siempre hay algo que cada uno puede aportar. Nos tomemos 2 minutos para pensar qué es concretamente lo que está haciendo cada uno para que las cosas mejoren. Si la respuesta es "nada", lamento decirte que la etiqueta de "pro vida", te queda gigante.

No nos olvidemos que, ?'La indiferencia es abulia, es parasitismo, es cobardía (...) La indiferencia es el peso muerto de la historia."

Y estoy segura que ninguno de nosotros quiere vivir en una Argentina llena de parásitos.

por Valentina Bianco