Impunidad al palo

Este año electoral debe marcar un punto de inflexión a futuro: ¡basta de violencia!

Agravios, insultos, amenazas, y violencia explícita fueron el común denominador tanto en las PASO como en las generales provinciales.

Matías Isola

Que Pasa Salta

El proceso electoral llegó a su fin este domingo en Salta y dejó muchas cuestiones para analizar más allá del resultado que catapultó a Gustavo Sáenz a la gobernación. Tanto en las PASO como en las generales, la campaña transcurrió con varios episodios violentos y bochornosos que tuvieron su corolario el pasado viernes por la mañana cuando dos bandos de pegatineros se agarraron a los tiros en pleno centro salteño en una escena digna del Far West.

Anteriormente, la brutal agresión al hermano de Sáenz y su amigo, y más recientemente el amedrentamiento al candidato Javier Wayar en La Merced, fueron algunos de los hechos de violencia que mancharon el proceso electoral. Viejas prácticas que lamentablemente se mantienen vigentes y que deberían ser desterradas definitivamente. Todo el arco político, sin excepción alguna, deber repudiar lo sucedido y denunciar ante la Justicia en el caso de tener pruebas contundentes.

Para erradicar a los patoteros se necesita del compromiso de todos. La postura debe ser tajante y no pueden haber grises por parte de los dirigentes. Muchos episodios tuvieron tintes mafiosos y se constituyeron en un llamado de atención para el conjunto de la sociedad: los violentos se sienten impunes. ¿Cómo se puede explicar sino que un energúmeno desempolve un arma de fuego y comience a disparar a plena luz del día en la esquina de avenidas Jujuy y San Martín? Esos disparos podrían haber provocado una tragedia en un lugar sumamente concurrido. Una auténtica locura.

Se avecinan debates profundos sobre reformas políticas y electorales, pero no puede pasar por alto lo sucedido durante la campaña provincial de este año. Agravios, insultos, amenazas, y violencia explícita. Cuando baje la espuma electoral, será momento de parar la pelota y convocar a una mesa de diálogo y consenso entre las autoridades oficialistas y opositoras para coordinar acciones en conjunto en pos de evitar que se repitan a futuro los hechos de público conocimiento. Es cuestión de voluntad política.

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