La abuela de Benjamín tiró abajo la casa dónde lo habrían matado al nene

En una remota zona de Tucumán, la tranquila apariencia de un hogar ocultaba un oscuro secreto. En la casa donde Benjamín creció con sus padres y hermanos, la violencia era moneda corriente, una realidad conocida entre los pocos vecinos de la zona. 

A pesar de la distancia que separaba cada vivienda, que alcanzaba hasta 500 metros, las señales de alarma no fueron suficientes para prevenir la tragedia que se avecinaba. En las últimas horas, esta casa se ha transformado en un mudo recordatorio, de un infierno que devastó a una familia entera.

La incertidumbre crece mientras aguardan el veredicto de los forenses, quienes determinarán si los restos óseos hallados a un kilómetro de distancia pertenecen a Benjamín, el niño desaparecido hace un año. En medio de este desgarrador panorama, los padres del pequeño han sido detenidos con prisión preventiva bajo las más graves sospechas.

Sin embargo, la abuela materna de la presunta víctima, Mónica Gargiulo, ha tomado una decisión drástica y simbólica: derribar la casa donde se presume que su nieto fue brutalmente arrebatado de la vida. "Esa casa ya no existe. Quería que ese lugar desaparezca, que sus nietos no tengan referencia del lugar donde fueron torturados", expresó una fuente cercana a la investigación a TN.

Gargiulo, decidida a borrar cualquier vestigio del horror que se vivió dentro de esas paredes, incineró todos los recuerdos lúgubres y rescató lo que pudo para los hermanitos de Benjamín, de ocho y cuatro años, cuya custodia provisional le fue otorgada tras el arresto de los padres.