Matías Isola

Que Pasa Salta
De cara a 2019

Cristina presa, el sueño de algunos peronistas y la pesadilla de Macri

Los interminables arrepentidos destaparon la olla del entramado de corrupción en la obra pública y muchos auguran un futuro de cárcel para la ex presidenta. En ese contexto, algunos especulan con las elecciones del año que viene.

El escándalo de los cuadernos de las coimas alcanzó ribetes inesperados y las balas pican cada vez más cerca de Cristina Kirchner. La interminable lista de arrepentidos destapó la olla y sacó a relucir el entramado de corrupción que funcionaba en la obra pública. Mientras la investigación de Claudio Bonadio y Carlos Stornelli avanza a pasos agigantados, el mundillo de la política sigue atentamente el derrotero de la ex presidenta y algunos ex funcionarios kirchneristas.

Por el lado del macrismo, los invade una sensación ambigua. Están quiénes festejan el avance judicial de las causas (tapó el bochorno de los aportantes truchos de Cambiemos) y quiénes temen por el posible encarcelamiento de Cristina. Aunque parezca descabellado, la segunda posición tiene un claro fundamento: Mauricio Macri necesita de la grieta para acrecentar sus chances de ser reelecto. La confrontación con la ex presidenta le resulta funcional y siguiendo esa lógica, la necesita arriba del ring.

Más aún teniendo en cuenta el creciente malestar social por la recesión económica y por una serie de medidas antipopulares como ser el ajuste, Macri buscará por todos los medios revitalizar la grieta. En el actual contexto, Cambiemos aspira a ganar en una segunda vuelta electoral. Si ese escenario se presenta, no tienen ninguna duda de qué adversario sería el ideal: Cristina. Algunos osados comparan la situación con las elecciones presidenciales de 2003, cuando Carlos Menem se bajó del ballotage y permitió a Néstor Kirchner llegar al poder.

La hipótesis tiene cierto grado de rigurosidad. Cristina cuenta con un núcleo duro inalterable de unos 30 puntos aproximadamente. Sin embargo, existe una porción mayoritaria del electorado que no la votaría bajo ningún punto de vista. Parece mentira, pero es real. A esta altura, las chances de Macri de reelegir se basan pura y exclusivamente en la imagen negativa de Cristina, y no en aciertos políticos y económicos. La gestión de Cambiemos hace agua por todos lados y perdió credibilidad de cara a la sociedad argentina. No son pocos los votantes de Macri que se manifiestan decepcionados con su gobierno y se inclinarían por una opción peronista no kirchnerista. A esa porción apuntan Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto y compañía. Aglutinar a los peronistas, pero también seducir a los desencantados (un alto componente radical, por ejemplo).

A su vez, el peronismo también se encuentra en una disyuntiva. El bloque de Pichetto no garantizó el quórum para tratar los allanamientos a Cristina y quedó en el ojo de la tormenta. La causa de las coimas salpicó a varios dirigentes kirchneristas y los representantes del peronismo federal procuran no sacarse siquiera una foto con ellos por "piantavotos". En términos electorales, necesitan superar la etapa cristinista y erigirse como una opción superadora de cara a la sociedad. Con la ex presidenta en juego, sus aspiraciones disminuyen considerablemente porque hasta el momento ninguno está en condiciones de vencerla y sería ella quién dispute una segunda vuelta con Macri. Siempre en el escenario hipotético.

En el caso de que la economía no repunte y la imagen de Macri siga en caída libre, la alternativa de Cambiemos para conservar el poder tiene nombre y apellido: María Eugenia Vidal. La gobernadora bonaerense es la dirigente con mejor imagen del país y cuenta con el carisma necesario para afrontar una campaña. ¿Qué pensarán en las huestes macristas? ¿Barajarán la posibilidad? ¿Qué dirá el gurú Jaime Durán Barba? Como contrapartida, y de concretarse ese Plan B, el oficialismo correría serio peligro de perder la provincia de Buenos Aires.

Así las cosas, Macri necesita que Cristina compita y el peronismo no kirchnerista la necesita fuera de la cancha. En el medio, una sociedad atónita y golpeada. Por un lado el descalabro económico provocado por un Gobierno con poca sensibilidad social al momento de aplicar ajustes y tarifazos. Por el otro, un escándalo de corrupción de dimensiones insospechadas. ¿Cómo actuará la Justicia en ese contexto? ¿Se dejará influenciar por el poder político? ¿Actuará con absoluta independencia? ¿Qué conclusión sacará la sociedad? ¿Será un antes y un después en la historia argentina? La dinámica vertiginosa puede cambiar las reglas del juego de un momento a otro, y más aún en un país donde no se puede predecir qué va a pasar de un día para el otro. Para algunos es un sueño ver a Cristina con el traje a rayas, para otros se puede transformar en una pesadilla.

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