Entre una intervención arbitraria y la hipocresía

Días pasados, los peronistas nos sorprendimos con la decisión de la justicia electoral que decidía la intervención al Partido Justicialista a nivel nacional, interfiriendo en la vida interna del mismo de manera infundada y arbitraria, judicializando una discusión que debería zanjarse en el ámbito de la política interna. Frente a ello dos análisis.

En primer lugar, el fallo que ordena esa medida conlleva una grave amenaza al sistema de partidos políticos en la Argentina en virtud de la falta de argumentaciones jurídicas que, desde el punto de vista del derecho justifiquen una medida extrema en la vida de la principal fuerza de oposición.

Más allá de coincidir en algunas argumentaciones que desde lo político, se hacen respecto a la difícil situación que el justicialismo vive en la actualidad: derrotas electorales sucesivas a nivel nacional, falta de representatividad efectiva de las actuales autoridades en cuanto al enfrentamiento de sectores e incluso actitudes inexplicables de algunas de ellas respecto a su participación en otras fuerzas políticas.

Y aquí quiero detenerme. Resulta paradójico y hasta cómico, que hoy, algunos de los que se rasgan sus vestiduras en contra de ésta intervención, fueron absolutamente funcionales a la misma.

Dirigentes de los que hoy integran el Consejo Nacional del PJ fueron candidatos de otras fuerzas políticas en contra del mismo Partido Justicialista que dicen defender. Rostros que el otro día vimos desvivirse por retener una sede partidaria lo vaciaron y lo combatieron desde otros partidos políticos en las últimas elecciones nacionales del 2017.

De toda crisis surgen oportunidades. La primera debería ser el sinceramiento de muchos peronistas que reivindican los símbolos partidarios y en la primera de cambio priorizan el ego personal por sobre el mismo partido al querer ser candidatos de cualquier manera.

La segunda y la más importante reconstruir el peronismo como verdadera opción nacional para todos los argentinos, no como un ámbito de discusión de poder entre los dirigentes sino como proyecto político alternativo frente al actual gobierno y ante los graves y verdaderos problemas que vivimos: el aumento de precios y tarifas, la inflación, la crisis de las pymes, la recesión de las economías regionales, la falta de proyecto productivo e industrial. Un gobierno en dónde los conflictos de intereses son moneda corriente y en el cual sus funcionarios no confían, teniendo su patrimonio fuera del país.