Petiso y gordito

[FOTO] Así era Fede Bal cuando era chico: sufrió bullying "por feo"

La imagen muestra a un adolescente muy sufrido al que no dejaban entrar a los boliches.

No iba por la vida usando una remera estampada con las caras de sus papás famosos. Y siendo entonces un adolescente más, anónimo entre la multitud, solía recibir el rechazo de los patovicas del boliche: "Vos no entrás, tus amigos tampoco". Así, casi como una derrota, Federico Bal (27) y su grupo de la secundaria debían improvisar otra salida de sábado por la noche.



Hasta que algo cambió en 2012: el Bailando de ShowMatch lo lanzó a la fama. Y Fede -ya se lo empezaba a conocer por su apodo- ahora recibía la invitación -¡con privilegios!- de los relacionistas públicos de esas mismas discos porteñas que antes lo negaban. Su venganza fue más que dulce. ¿Rechazó todas las invitaciones? ¡Nada de eso! Aceptó con gusto. Pero antes, convocó a una mayor cantidad de amigos… ¡A muchísimos más! Así de simple. Diversión gratis y en multitud. Jaque mate.



En definitiva aquel cambio a Federico le resultó ajeno: lo provocó Marcelo Tinelli al abrirle las puertas de ShowMatch. "Él me dio mucho, aunque yo también le di mucho: mis momentos duros", dijo el actor hace unos días, al anunciar que regresaba a la pista con Laurita Fernández. No obstante, hubo otra modificación simultánea que le pertenece exclusivamente a él, en cuerpo -justamente- y alma. Mérito suyo y de nadie más. Hablamos de su figura, claro.



"Mi cambio físico… ¡Ja! Sí, es cierto, en la adolescencia era bastante gordito", dice Fede. Aficionado a la fotografía, aquellos eran años donde su proyección profesional no se plasmaba arriba del escenario -como su mamá, Carmen Barbieri– sino debajo, tras bambalinas, quizás deseando ocupar algún rol de productor artístico. Y a la vez, comenzó a practicar deportes: a los 14 se anotó en un gimnasio, después probó con el running (llegó a correr maratones), también hizo boxeo y natación.



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