Federal A

Para Godoy, “el equipo se tendría que haber retirado aplaudido por el público”

Juventud perdió ante Sarmiento de Chaco, dejó el invicto en el camino y sigue estando en zona de clasificación.

El Juventud de hoy ofrece distintos matices contradictorios en casi todos los sectores. Porque mientras que para algunos el equipo jugó “el mejor partido en lo que va del torneo”, otros lo ven desde la vereda opuesta, y piensan que al equipo le sigue faltando cosas para recibirse de eso precisamente: de equipo.



Anoche cayó en el Martearena por la mínima diferencia ante el puntero, Sarmiento de Chaco, que no es casualidad que esté allá arriba: sale a jugar todos sus partidos con idéntica ambición, sin importar si está en Resistencia o fuera de la ciudad, por eso es el principal candidato de esta zona para clasificar.



El rival fue mejor que Juventud, y desde esta posición el triunfo no admite discusión. Se podrá argumentar, como dice el técnico Godoy, que el equipo “se durmió” y por eso cayó derrotado, pero esa sería la parte más simplista del análisis. En todo caso, Juventud tuvo todo el complemento para recuperarse y llegar al empate, pero no lo pudo hacer porque confundió algunos conceptos elementales, desde el técnico hasta el equipo.



Godoy está convencido, y así lo demostró con algunos cambios que se le vio hacer, que Juventud se convierte en agresivo cuando tiene tres o cuatro delanteros en cancha. Error. El ataque lo comanda el medio campo y los delanteros definen, pero si a los de arriba no les llega una pelota clara, por más que tengan 11 atacantes el equipo naufragará en la anemia ofensiva.



“El equipo jugó bien y debería haberse retirado aplaudido esta noche”, disparó Godoy cuando se abrieron las puertas del vestuario. Al equipo no lo trató mal la gente, en cambio al técnico sí porque sigue desperdiciando tiempo en discutir con los plateítas en un acto inconducente.



En lo que si tiene razón el entrenador es que la gente está demasiado intolerante. Juventud perdió un partido, no es para dramatizar, aunque si se deben ocupar de ello un cuerpo técnico que también deberá madurar a la par del equipo. Madurar para no volverse locos a la hora de hacer los cambios, y madurar para enfrascarse en lo que hace el equipo, sin gastar energías en discusiones estériles con los plateítas, que dicho sea de paso, algunos de ellos van a la cancha solamente a insultar.

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