Gustavo Ruiz

Primer test

Los triunfos curan del espanto y tranquilizan a las fieras del tablón

Gimnasia y Juventud arrancaron el torneo dejando distintas sensaciones. El equipo de Botella marcó diferencias con el de la temporada pasada, combativo e intentando jugar pelota al piso. Los de Godoy quedaron en deuda, aunque ganó, y eso maquilla la pobreza de su juego.

Las urgencias del fútbol actual desterraron el “paladar negro” e instalaron el “ganar como sea” en el vocabulario del tablón. Hoy lo único que sirve es el triunfo y poco importa las herramientas que se utilicen para conseguirlo. Los tres puntos suturan las heridas, curan del espanto y calman la voracidad de las fieras que recalientan el cemento de las tribunas.



En el Martearena, por ejemplo, cuando la impaciencia se vestía de insulto y reproche, apareció el gol de Lillo para apagar las llamas. Justo cuando el hincha (no más de mil personas) estaba ganando lugar cerca del alambre para insultar desde el entrenador hasta los dirigentes, un gol cambió todo, y todos se fueron masticando preocupación por lo que mostró el equipo, pero una pequeña dosis de bienestar por el sufrido triunfo.



Víctor Godoy arrancó con el pie izquierdo este nuevo proceso, pero no por cómo juega su equipo, sino por la manera que se manejó en varios frentes que al hincha no le cayeron bien y ahora deberá remar mucho para cambiar su imagen. Al menos el técnico tuvo autocrítica: “No quedé conforme”, dijo, y esto no deja de ser saludable porque no se conforma sólo con los tres puntos. Sabe, como todos, que deberá trabajar mucho en todas las líneas porque algunos jugadores no demostraron estar a la altura de lo que necesita el equipo.



En Formosa, en tanto, Gimnasia rescató un empate, aunque quedó la sensación que el resultado le quedó corto porque mereció ganar, a pesar de jugar en inferioridad numérica gran parte del encuentro. Resultado aparte, el equipo mostró otra cara, distinta al del torneo pasado. Puso la pelota en campo rival, presionó siempre y no se metió atrás en ningún momento. Soltó mucha gente en ataque y le faltó puntería para traerse luna victoria.



Marcó dos goles fuera de casa, y aunque recibió dos en contra, el crédito está abierto porque cuando a este equipo se le sumen Villariño y Zuvinikar, la última línea ganará en solvencia. Botella aprendió la lección, y se dio cuenta que hacer un gol y defenderlo cerca de su arquero no es redituable, por eso siguió presionando en campo rival y esta sana actitud hace albergar esperanzas de cara al futuro.



Juventud volverá a jugar de local, Gimnasia repetirá de visitante. Los dos dejaron imágenes distintas en estos primeros 90’ de partido, y aunque el tiempo suene a poco para sacar conclusiones definitivas, se pueden trazar las primeras impresiones de lo que puede dar cada uno teniendo en cuenta la calidad de los interpretes que cada técnico puso en el campo de juego.



Y en este sentido, y no es por machacar siempre con lo mismo, al técnico Godoy le van a machacar siempre el haberlo rechazado a Cárdenas si es que los centrales que trajo no levantan la pobreza que evidenciaron en este primer examen.

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