Las brujas y el fútbol

Latas de duraznos, gallina negra y una ristra de ajos con moños rojos

Gimnasia y Tiro tenía un equipazo para pelear el primer ascenso a Primera. En la cancha era imparable, pero algunos directivos recurrieron a una bruja para “reforzar” esa jerarquía…

Cualquier futbolero con memoria urgará en sus recuerdos y buceará en ellos. Y el espejo retrovisor de la historia le traerá al presente aquellos grandes equipos que Gimnasia y Tiro supo armar para ascender dos veces a Primera división. El fútbol que desplegaba, su entrega y su racha de triunfos cautivó a todos los hinchas por igual, ya que en cada partido había bandera de casi todos los equipos salteños alentando al Albo, por más que alguno se haga el rebelde ahora y diga que “jamás alenté a esos…”.



Las gamebtas del Tanque, los goles del Gringo Viano, la magia de Pedro Guiberguis, la segudidad del Colla Castellanos, la capacidad de Palito Alvarez, entre otros, son una marca registrada en la rica historia, y ni habla de la jerarquía del Negro Alegre o el sacrificio del Motorcito Gómez.



Dentro de la cancha, jerarquía pura, pero fuera de ella había dirigentes que no dejaban detalle librado a la suerte. Es así que un día se enteraron de una bruja cuyos trabajos eran infalibles. Hasta se decía que esta buena señora “atendía” a equipos de Buenos Aires que buscaban obtener un logro ayudado por lo esotérico. Y allá fueron…



Tres fueron los dirigentes que concurrieron a la primera consulta. Una coincidencia portaban los tres: ninguno de ellos creían en estas cosas, pero eran tantas las ganas de ascender, que cerraron los ojos y se mandaron a ver cómo era la cosa. Lo primero que le dijo la bruja (ella no quería que le digan “Doña”) fue que tenían que tener fe. Los tres dijeron que creían en estas cosas desde chicos.



Segundo les tiró un precio sobre la mesa. ¿Qué pasa si no ascendemos, nos devuelve la plata?; preguntó uno, y los otros le clavaron la mirada. Se quedó callado por el resto de la entrevista.



En tercer lugar pidió elementos: una lata de duraznos al natural, una gallina negra y una ristra de ajo con moño rojo. Lo de la gallina y el ajo entraba dentro de lo esotérico, pero nadie supo hasta hoy para qué solicitó los duraznos. Uno de los directivos bromeó: “y…, es el postre para después de comer la gallina con mayonesa de ajo”.



El viernes venidero la bruja tuvo todo lo que pidió sobre la mesa. Hasta la platita fresca que recibió casi hasta como fanática de un equipo que ni siquiera había visto por fotos. Un equipazo aquél de Gimnasia, y hasta el día de hoy es que estos tres directivos se preguntan si el trabajo de la bruja dio resultados, o todo fue obra y arte de la contundencia que tenían los dirigidos por un tal Ricardo Rezza…





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