JM Chalabe

Que Pasa Salta
Al fin se dio

La enseñanza de la Davis: del vedetismo y las internas al trabajo en equipo

El equipo nacional de Copa Davis siempre se ha visto salpicado por el vedetismo de sus integrantes. Desde siempre. La quinta fue la vencida.

Sin dudas que Juan Martín Del Potro estará entre los tres mejores jugadores de la historia argentina del tenis. Pero quiénes podrán olvidarse de Fede Del Bonis, Leo Mayer o Guido Pella, tres jugadores de la media, sin grandes logros en lo deportivo.



Esta fue la quinta final de la Davis de la que Argentina competía por la ensaladera de plata. Pero el equipo nacional siempre se vio atravesado por el vedetismo de muchos jugadores superiores a los recientemente nombrados. Hasta aquí, suena contradictorio hablar de equipo en un deporte que por naturaleza es individualista.



La primera final la jugaron en Estados Unidos Guillermo Vilas y José Luis Clerc, 5 y 6 del mundo respectivamente. Ambos jugadores no se dirigían siquiera la palabra. Sus diferencias personales eran de público conocimiento y según sus protagonistas habían sido dejadas de lado en pos del objetivo final. Fue derrota por 3 a 1 ante Estados Unidos y primó más la convivencia casi imposible entre los jugadores.





25 años más tarde, en 2006 Argentina volvió a una final. Esta vez de la mano de David Nalbandian, Juan Ignacio Chela, José Acassuso y Agustín Calleri. El rival, la potente Rusia que tenía como figura estelar a Marat Safin. En esa ocasión no había figuras de la talla del 81 pero los chispazos entre el capitán Luli Mancini y el cordobés fueron indisimulables. El equipo estaba quebrado entre el capitán y el líder. Fue digno el papel de Argentina pero se perdió 3 a 2.





En 2008, el seleccionado local volvió de la mano de David Nalbandian y Juan Martín Del Potro. El rival era España pero con una ventaja increíble: la ausencia de Rafael Nadal. Una insólita pelea atravesada por lo económico para decidir si la sede sería Mar del Plata o Córdoba hizo olvidar a todos el tenis y Argentina cayó sin atenuantes 3 a 1.





En 2011 otra vez España se interpuso en el camino, esta vez con Sevilla como sede. Nuevamente Nalbandian y Del Potro fueron las figuras de la formación. La diferencia entre ambos jugadores era insalvable. No había clima de equipo. Otra vez fue 3 a 1.





Esta vez, el camino fue diferente. Siempre de visitante, siempre en desventaja. Sin figuras y con un Del Potro resentido por su lesión en la muñeca. Polonia, Italia y Gran Bretaña fueron los rivales vencidos. El último, un rival que en los papeles era candidato.



Lesiones, vedetismos, rivalidades internas, falta de previsión, liderazgos endebles hacían que el sueño de levantar la tan ansiada copa quedara en un deseo. Hoy y este año fue un verdadero equipo. Curioso hablar de un deporte individual por tradición, de equipo. Con unión y esfuerzo también se pueden lograr objetivos, sin vedetismos ni aires de grandeza.

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