El salto al vacío también sirve para remontar vuelo

Norberto Cepillo Acosta apareció en Central Norte casi como por arte de magia por la manera en la que salió de la galera cuando el Cholo Morales dejaba su cargo. Y asumió los riesgos de una profesión donde los riesgos siempre están en la superficie, propio de un fútbol caníbal como el nuestro.

Con un discurso sencillo y directo, el nuevo entrenador vino sin misterios, atiende a todos por igual y siempre se mostró predispuesto ante cualquier requerimiento sin fijarse si en la magnitud del medio que buscaba su palabra.

“Vengo por que me gustó el desafío”, dijo en una frase de cajón que usan casi todos los que aterrizan en Salta. La frase no alcanza de todas maneras a cubrir los interrogantes: ¿Por qué baja a un Federal B un técnico que ascendió a la B Nacional? Y el signo de interrogación se agiganta: ¿Por qué asume el riesgo de agarrar un equipo como Central Norte, que no contrató refuerzos de peso todavía y cuyo trabajo físico quedó a medias?

En el fútbol no existe una receta para ascender. Tuvieron éxito todos los esquemas y todas las formas. Subieron equipos con mucho trabajo, que mantuvieron la tan mentada base y la continuidad de la etapa anterior, pero también coronaron campeonatos clubes improvisados, carentes de planificación y hasta con jugadores de medio costo, por no decir “medio pelo”. Abrazar el éxito depende de muchas aristas, aunque está claro que toda verdad es relativa en este hermoso deporte.

El “efecto  ala-delta” funciona así: el individuo corre por la pendiente y se lanza al vacío, el viento y su capacidad en el manejo de las alas hacen el resto: remontan vuelo…

Ojalá que el Cepillo agarre una corriente ascendente y pueda subir hasta las nubes. Pero también está latente lo otro, que los vientos no lo favorezcan y de vueltas a pocos metros de tierra firme.

La gente está expectante con la contratación del nuevo entrenador, pero deberá tener en cuenta que no todo pasa por sentarlo en el banco y esperar que la suerte empuje hacia arriba sus alas. Se debe tener en cuenta la forma apresurada de su contratación y el poco tiempo que tiene para conocer a sus dirigidos y que éstos lo conozcan a él. Los rivales vienen trabajando desde hace tiempo y Acosta no pierde de vista este detalle.

Como siempre ocurre en estos casos, cuando se intenta poner una luz de alerta ante la improvisación, aparecen los que tildan a esta opinión de “negativa”, cuando en realidad intenta ser todo lo contrario. Se debe advertir que si esta empresa no sale como todos lo desean, el menos culpable de ello será el Cepillo Norberto Acosta, que dejó categorías superiores para venir al Cuervo, y eso merece un reconocimiento del pueblo Azabache.

Todo lo demás dependerá del viento que, ojalá, lo ayude a remontar el vuelo después de haber saltado al vacío…